1 Samuel 5

El Arca en el templo de Dagón

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1. Azoto: una de las cinco ciudades filisteas, hoy Esdud, a 54 kilómetros al oeste de Jerusalén. Dagón, ídolo principal de los filisteos. Su figura era medio hombre y medio pez; de la cintura para arriba tenía figura de hombre, y de la cintura para abajo era como un pez.
Los filisteos que habían tomado el Arca de Dios, la llevaron de Ebenéser a Azoto.
2Y tomaron los filisteos el Arca de Dios y la metieron en la casa de Dagón, donde la colocaron junto a Dagón. 3Mas cuando al día siguiente los habitantes de Azoto se levantaron muy temprano, vieron a Dagón tendido de bruces en tierra, delante del Arca de Yahvé, y tomaron a Dagón y le pusieron otra vez a su lugar. 4Pero cuando al día siguiente se levantaron muy de mañana, vieron a Dagón (de nuevo) tendido en tierra sobre su rostro delante del Arca de Yahvé, y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos yacían cortadas sobre el umbral de la puerta, quedándole solamente (el tronco en) forma de pez. 5Por eso los sacerdotes de Dagón, y cuantos entran en la casa de Dagón en Azoto, no ponen el pie sobre el umbral de la puerta de Dagón, hasta el día de hoy.

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6. Véase Salmo 77, 66. Es notable en todo este capítulo cómo los paganos reconocen el poder de Yahvé mejor que los mismos israelitas.
Pero la mano de Yahvé pesaba mucho sobre los de Azoto, e hizo entre ellos estragos, hiriéndolos con tumores, tanto en Azoto como en su territorio.
7Viendo los hombres de Azoto lo que pasaba, decían: “¡No quede entre nosotros el Arca del Dios de Israel!, porque su mano pesa sobre nosotros y sobre Dagón, nuestro dios.”

El Arca es llevada a otras ciudades

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8. Gat, o Get, lo mismo que Acarón (versículo 10), estaba situada en la planicie filistea que se extendía a lo largo del Mediterráneo, entre Jafa al norte y Gaza al sur. El ídolo de Acarón era Beelzebul, nombre que en tiempos de Jesucristo solía aplicarse al diablo (cf. Mat 10, 25; 12, 24 ss.).
Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos para que se reunieran con ellos, y preguntaron: “¿Qué haremos con el Arca del Dios de Israel?” Respondieron: “Pásese el Arca del Dios de Israel a Gat.” Pasaron, pues, el Arca del Dios de Israel.
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9. En este capítulo la Vulgata difiere del hebreo en varios puntos, principalmente en lo que se refiere a la enfermedad de los filisteos. El texto hebreo solo habla de tumores sin indicar su índole. Según la Vulgata se trataba de almorranas.
Pero después de trasladarla descargó la mano de Yahvé sobre la ciudad, causando grandísimo espanto; pues hirió a los hombres de la ciudad, desde los chicos hasta los grandes, de modo que les brotaron tumores.

10Entonces enviaron el Arca de Dios a Acarón. Mas apenas había llegado el Arca de Dios a Acarón, los acaronitas dieron gritos, exclamando: “¡Han pasado hasta nosotros el Arca del Dios de Israel para matarnos, a nosotros y a nuestro pueblo!” 11Llamaron, pues, a reunión a todos los príncipes de los filisteos; los cuales dijeron: “Devolved el Arca del Dios de Israel, y vuélvase ella a su lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo.” Pues reinaba en toda la ciudad un terror mortal, porque la mano de Yahvé pesaba mucho sobre ella. 12Aun los que no morían, estaban llagados de tumores; y los gritos de la ciudad subieron al cielo.
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