Joshua 20

Las ciudades de refugio

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2
2 s. El primer refugio era el Tabernáculo (cf. Éxodo 21, 14; III Reyes 2, 31). Después de la ocupación de todo el país se hicieron necesarios más asilos, tres de los cuales fueron establecidos por Moisés en tierra transjordánica. A ellos agrega Josué tres refugios situados en los confines de las nueve tribus de Cisjordania, o sea, en la Palestina en sentido estricto. Cf. sobre esta institución los capítulos Números 35; Deuteronomio 4, 43; 19. Siguiendo el ejemplo de la Ley de Moisés, la Iglesia ha conferido a las iglesias y otros lugares sagrados el derecho de asilo (can. 1.179 del Derecho Canónico). Vengador de la sangre (versículo 3) era el pariente más próximo del muerto (cf. II Reyes 14, 7).
“Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de que os hablé por boca de Moisés;
3para que pueda refugiarse allá el homicida que haya matado a un hombre por inadvertencia sin querer. Ellas os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4Él (homicida) podrá refugiarse en una de estas ciudades; presentándose a la entrada de la puerta de la ciudad, declarará su caso a los ancianos de aquella ciudad, los cuales lo recibirán entre ellos dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con ellos. 5Y cuando lo persiguiere el vengador de la sangre, no han de entregar al homicida en su mano; porque mató a su prójimo, sin querer y sin tenerle rencor anteriormente. 6
6. La muerte del Sumo Sacerdote producía automáticamente una amnistía. Vemos aquí una imagen del verdadero Pontífice Jesús, por cuya muerte recibimos la remisión de nuestros pecados.
Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio ante la Congregación y hasta la muerte del sumo sacerdote que hubiere en aquellos días. Entonces el homicida podrá volver a entrar en su ciudad y su casa, en la ciudad de donde huyó.”

7Designaron a Kedes en Galilea, en la montaña de Neftalí, a Siquem en la montaña de Efraím, y a Kiryat-Arba, o sea Hebrón, en la montaña de Judá. 8Y al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó, señalaron a Béser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, a Ramot en Galaad, de la tribu de Gad, y a Golán en Basan, de la tribu de Manasés.

9Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para los extranjeros que moran en medio de ellos, para que allí se refugiara cualquiera que matase a alguno por error, a fin de que no muriera por mano del vengador de la sangre, antes de comparecer en juicio ante la Congregación.
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