Lamentations 1

Primera Lamentación

1
1. La verdadera grandeza de Jeremías se manifiesta en las Lamentaciones, que hoy todavía, 2.500 años después de su composición, conmueven los ánimos por su fuerza poética y la pasión avasalladora de sus afectos, que sobrepujan a todas las elegías que se han escrito hasta ahora. El pueblo judío sufrió en 587 a. C., el desastre tantas veces vaticinado por los profetas, desde Moisés hasta Jeremías, y estuvo a punto de ser borrado de la lista de las naciones, pero en su inmensa miseria tuvo la suerte de poseer, en la persona de Jeremías, no solo un poeta que describiera su ruina, como lo hizo Homero en la caída de Troya, sino un predicador, que explicara al resto del pueblo el sentido del castigo y lo consolara con la esperanza del perdón. Esta primera Lamentación es acróstica, es decir, las iniciales hebreas de los 22 versículos corresponden a las 22 letras del alfabeto hebreo, las cuales hemos conservado en la traducción. Viuda se llama Jerusalén, por haber quedado sin hijos (habitantes), y más aún porque Dios, el divino Esposo, la ha abandonado. Cf. Isaías 1, 21; 47, 9.

ALEF.

¡Cómo ha quedado solitaria
la ciudad populosa!
Ha quedado como viuda
la que era grande entre las naciones;
la reina de las provincias
ha sido hecha tributaria.
2

BET.

Llora amargamente en la noche
y por sus mejillas (corren) las lágrimas.
Entre todos sus amantes
no hay quien la consuele;
todos sus amigos la abandonaron,
se le trocaron en enemigos.
3
3. Habita entre los gentiles: No se trata solamente de los que estaban cautivos en Babilonia, sino también de aquellos que se habían refugiado en otros países para escapar a la deportación. Véase Jeremías 43, 1 ss.

GUIMEL.

Judá ha ido al cautiverio,
oprimido de aflicción
y de dura servidumbre;
habita entre los gentiles,
no halla descanso;
todos sus perseguidores
le dieron alcance en sus angustias.
4

DALET.

Los caminos de Sión están de luto,
pues no hay quien venga a las fiestas.
En ruinas todas sus puertas,
gimiendo sus sacerdotes,
desoladas sus vírgenes,
y ella llena de amargura.
5

HE.

Sus adversarios han prevalecido,
sus enemigos se han envalentonado,
porque Yahvé la ha afligido
por la multitud de sus pecados.
Sus niños fueron al cautiverio,
arreándolos el opresor.
6

VAU.

Ha perdido la hija de Sión
toda su hermosura;
sus príncipes son como carneros
que no hallan pasto,
y marchan sin fuerza
delante del perseguidor.
7
7. Sumergida en la miseria, Jerusalén recuerda las cosas deseables, es decir, la gloria pasada, el reino de David y Salomón, la magnificencia del Templo y del culto del Señor. Es lo que expresa el Dante al decir que no hay mayor dolor que acordarse de los tiempos felices en el infortunio (Infierno V).

ZAIN.

En los días de su aflicción
y de su migración
Jerusalén recuerda todos los bienes
de que gozó desde antiguo;
cómo cayó su pueblo
en manos del enemigo,
sin que nadie le ayudase;
y como la vieron sus adversarios
y se rieron de su caída.
8
8. Jerusalén se ha sumergido en sus pecados, y por esto ha perdido toda estabilidad; ha puesto su esperanza en las riquezas, poder y falsos dioses, y por eso tiene que gemir. ¡Cuántas veces el hombre moderno sigue las mismas ideologías que llevaran al pueblo de Israel a la perdición! Por lo cual nos exhorta San Agustín: “Vistas desde lo alto de las cosas divinas, las cosas de la tierra pierden su falsa grandeza, y parecen pequeñas y despreciables. De ahí es que las riquezas, la gloria, el poder, los honores y las creaturas, todo será mezquino para nosotros.”

HET.

Jerusalén ha pecado gravemente,
por eso es ahora objeto de asco;
cuantos la honraban la deshonran,
pues han visto su desnudez;
y ella misma vuelve su rostro gimiendo.
9

TET.

Las faldas de su vestido están manchadas,
porque no pensaba en su fin;
cayó de modo sorprendente
y no tiene quien la consuele.
¡Mira, Yahvé, mi aflicción,
pues se engríe el enemigo!
10

YOD.

El opresor extendió su mano
sobre todas sus preciosidades,
pues ella vio cómo en su Santuario
penetraron los gentiles,
de los cuales mandaste
que no entrasen en tu Congregación.
11

CAF.

Todo su pueblo suspira buscando pan;
dan sus joyas por pan
para recobrar la vida.
¡Mira, Yahvé, y contempla
cómo estoy envilecida!
12
12. Me ha afligido: Vulgata: me ha vendimiado, es decir, me pisó como quien pisa uvas en el lagar. Cf. versículo 15; Isaías 16, 9; 63, 2 s.; Jeremías 49, 9.

LAMED.

¡Oh vosotros todos
los que pasáis por el camino,
mirad y ved, si hay dolor
como el dolor que me hiere!
Pues Yahvé me ha afligido
en el día de su ardiente ira.
13
13 s. EI fuego dentro de los huesos, la red tendida, el yugo puesto sobre el cuello, son imágenes de la situación desesperada de la ciudad destruida. Se nota cómo brota ya el remordimiento. La ciudad castigada reconoce, por boca del profeta, la justicia de Dios y se declara culpable. Esto deberían hacer todos los pueblos en tiempo de grandes tribulaciones. “El sufrimiento es la red con que Dios pesca a los hombres, los saca del agua envenenada del vicio y los atrae a su corazón.”

MEM.

Desde lo alto mandó Él un fuego
que devora mis huesos,
tendió una red a mis pies,
me arrojó hacia atrás;
me ha entregado a la desolación,
desfallezco todo el día.
14

NUN.

Ató con su mano el yugo de mis pecados,
que entretejidos pesan sobre mi cerviz;
me robó la fuerza.
El Señor me entregó
a quienes no puedo resistirme.
15
15. La virgen, hija de Judá, esto es, Jerusalén. Véase Jeremías 14, 17.

SAMEC.

Desechó el Señor a todos los príncipes
que estaban en medio de mí;
fijó contra mí un plazo
para exterminar a mis jóvenes;
como un lagar ha pisado el Señor
a la virgen, hija de Judá.
16

AYIN.

Por eso derramo lágrimas,
y son mis ojos fuentes de agua;
lejos de mí está el que me consuele,
el que reanime mi alma.
Desolados están mis hijos,
porque ha prevalecido el enemigo.
17

PE.

Sión extiende las manos,
sin que haya quien la consuele;
Yahvé dio una orden a los enemigos
que rodeasen a Jacob;
Jerusalén ha venido a ser para ellos
un objeto de abominación.
18

SADE.

Justo es Yahvé,
pues yo fui rebelde contra sus órdenes.
Oíd, pues, todos los pueblos,
y contemplad mi dolor;
mis doncellas y mis jóvenes
han ido al cautiverio.
19
19. Mis amantes: Alusión a la alianza de los reyes de Judá con Egipto que falló. Véase Jeremías 2, 18; 37, 5 ss. y notas.

COF.

Llamé a mis amantes,
y me engañaron,
mis sacerdotes y mis ancianos
exhalaron su alma en la ciudad,
buscando alimento para sustentar su vida.
20
20. Se refiere a los últimos días del sitio, cuando el enemigo había rodeado la ciudad y dentro de ella muchos murieron de hambre. Véase 4, 10.

RESCH.

¡Mira, Yahvé, estoy en angustias,
hierven mis entrañas;
mi corazón se revuelve en mí,
por cuanto he sido muy rebelde
por fuera hace estragos la espada,
y por dentro hay (otra) clase de muerte.
21

SCHIN.

Ellos oyen mis gemidos,
pero nadie me consuela;
todos mis enemigos conocen mi desgracia
Envíales el día señalado,
para que sean como yo.
22
22. Trátalos, etc.: El deseo de que Dios castigase las maldades de los enemigos se cumplió en la destrucción de Babilonia. Cf. Daniel 5, 30; Esdras 1, 1 y nota; Salmo 136, 8 s.

TAU.

Póngase de manifiesto
delante de Ti toda su maldad,
y trátalos como me has tratado a mí
por todos mis pecados;
porque son muchos mis suspiros,
y mi corazón desfallece.
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