Psalms 101

Plegaria por la restauración de Jerusalén

1
1 ss. El salmista empieza formulando un lamento individual, para aplicarlo después como una honda y vigorosa expresión del dolor de Israel y entonar “un canto profético a la restauración de Sión y a la conversión de los gentiles al culto del Dios verdadero” (Ubach). De ahí que algunos supongan que los versículos 14-23 formaban un Salmo distinto. Pero ‘esta división no parece ser necesaria’ (Salterio Romano), y en otros textos vemos igual sistema usado por David, Isaías, etc. (cf. Salmos 9A, 1; 105, 4; 130, 3; Isaías 63, 15). Este Salmo es colocado por la Liturgia entre los penitenciales porque todos podemos aplicarnos su impetración, pero su alcance es mesiánico (cf. versículo 26 y nota), y las profecías grandiosas que contiene muestran que, muy por encima de la vuelta de Babilonia, se contempla, como en los Salmos 92-99, la nueva Alianza prometida al pueblo escogido de Dios. Cf. Salmos 64, 6; 71, 11; 84, 1; 95, 5; Hebreos 8, 8 ss. y notas.
Oración de un afligido que desfallece y derrama su angustia ante el Señor.
2
2. La Iglesia ha adoptado esta invocación en sus preces litúrgicas.
Escucha, Yahvé, mi oración,
y llegue a Ti mi clamor.
3No quieras esconderme tu rostro
en el día de mi desolación;
inclina hacia mí tu oído;
apresúrate a atenderme
en el día de mi llamado.
4
4. Véase la gran profecía de Ezequiel (capítulo 37) que anuncia la resurrección de esos huesos. Sobre las expresiones que usa el salmista; cf. Salmos 36, 20; 47, 3.
Porque mis días se desvanecen como el humo,
y mis huesos arden como fuego.
5
5 s. La piel se pega a los huesos por la flacura (cf. Job 19, 20), es decir, no precisamente por los gemidos sino porque estos lo hacen olvidarse del alimento. Si este olvido ha secado el corazón, es que no se trata solo de comida, sino del pan de la Palabra de Dios, cuyo abandono tanto reprocharon a Israel los profetas (cf. Salmo 80, 12; Jeremías 7, 22 s.; 15, 16; Lucas 4, 4; Juan 5, 47). Hay también en todo el cántico muchas reminiscencias de antiguos Salmos, especialmente del 21, del 68 y del 78 (Fillion).
Abrasado, como la hierba,
se seca mi corazón;
me olvido de comer mi pan.
6A fuerza de gemir y llorar
se me pega la piel a los huesos.
7
7. Pelicano: Véase Isaías 34, 11; Sofonías 2, 14. El búho es pájaro que habita en las ruinas. Cf. Isaías 14, 22.
Soy como el pelícano del desierto,
hecho semejante al búho entre las ruinas.
8No puedo conciliar el sueño, y me lamento
como el ave solitaria sobre el tejado:
9Mis enemigos me insultan sin cesar,
y los que se enfurecen contra mí,
toman mi nombre como imprecación.
10
10. La ceniza es símbolo de dolor y de duelo. Cf. Job 42, 6; Salmos 41, 4; 79, 6; Ezequiel 27, 30.
Mi comida es ceniza en vez de pan,
y mezclo mi bebida con las lágrimas,
11
11. Después de levantarme: Aquí comenzamos a ver que las miserias que lamenta el salmista ‘no son las suyas personales sino las del pueblo’ (Nácar-Colunga), esas que aún vemos en Israel, tanto más dolorosas cuanto mayor fue la altura de donde cayó.
a causa, de tu indignación y tu furor,
porque me arrojaste
después de levantarme en alto.
12
12. En Salmos 108, 23; 143, 4, etc., vemos que estas expresiones son familiares a David en sus Salmos.
Mis días son como la sombra que se alarga;
y, como la hierba, voy secándome,
13
13. Tú permaneces (cf. Salmos 9A, 8; 134, 13; Lamentaciones 5, 19). “En medio de su depresión y angustia es consolado por el pensamiento del eterno e inmutable Dios, que no puede fallar en sus promesas hechas a Israel por los profetas (cf. Isaías capítulos 30 y 49; Jeremías capítulos 25, 29, 30 y 31). Todavía restaurará Él a Sión para alabanza y gloria de su Nombre en las futuras generaciones” (Callan).
mas Tú, Yahvé, permaneces siempre,
y tu Nombre es de generación en generación.
14
14. Empieza aquí la “oración ardiente por el pronto restablecimiento de Sión y previsión segura del reino mesiánico universal” (Calès). Cf. Salmo 117, 13; Isaías capítulos 40 ss.; Lucas 1, 54 s.; Romanos 15, 8; Mateo 23, 39; Hechos 3, 20 ss.
Tú te levantarás y serás propicio a Sión,
porque tiempo es ya de que te apiades de ella;
a llegado la hora.
15
15. Ya tus siervos aman sus piedras (así también Vaccari). Un escritor moderno se refiere a este pasaje para compararlo con el ansia actual de los israelitas por volver a Palestina, considerando este hecho como un raro indicio providencial de su futura conversión; pues, dice, este deseo ‘ya no augura una liberación como en la salida del cautiverio babilónico, sino un esfuerzo doloroso por ocupar de nuevo palmo a palmo la tierra prometida, y tiene que ser muy intensa su pasión para que, aun sin fe religiosa en muchos de ellos, se mantenga hasta arriesgar la vida frente a dificultades humanamente insalvables’.
Ya tus siervos aman sus piedras,
sienten compasión de sus ruinas.
16
16 s. Admirable promesa mesiánica: todos los pueblos y reyes adorarán al verdadero Dios. Esto no se cumplió en el regreso de Babilonia (Salmo 95, 1 y nota); está vinculado, como expresa Sto. Tomás, a la conversión de Israel. “La gloria divina está interesada en la restauración de Israel. Naciones y reyes temerán y honrarán a Yahvé cuando comprueben que Él ha reedificado a Sión y ha desplegado su magnificencia; que ha escuchado la plegaria de aquellos a quienes los enemigos habían despojado y que parecían perdidos sin esperanza” (Calès). Cf. Deuteronomio 4, 30; Salmos 64, 6; 71, 11 y notas; Romanos 11, 25-32; Isaías 60, 22. “Según una de las más grandiosas ideas de los profetas, la restauración de Israel tendrá por coronamiento la conversión de las naciones. Así se establecerá el reino de Dios sobre la tierra” (Desnoyers). La misma idea expresa Bover-Cantera y la llama “tradición”. Cf. versículo 23; Salmos 95, 3; 125, 2; Romanos 11, 12; Ezequiel 37, 28; Isaías 60, 3 ss., etc. Él se mostrará en su gloria (versículo 17): Cf. Salmo 83, 8; Mateo 24, 30; Apocalipsis 1, 7.
Así, oh Yahvé, los gentiles
reverenciarán tu Nombre,
y tu gloria todos los reyes de la tierra,
17porque Yahvé habrá restaurado a Sión,
y Él se mostrará en su gloria.
18
18. La oración humilde será irresistible para Dios. Cf. Isaías 48, 10; Sofonías 3, 13; Salmos 89, 15; 118, 71; Esdras 9, 15; Nehemías 9, 33; Daniel 3, 28-31; 9, 7, etc.
Se volverá hacia la oración de los despojados,
y no despreciará sus ruegos.
19
19 s. Cf. Salmo 21, 31 s. Se habrá inclinado, etc. (versículo 20): Así también Calès y otros, de acuerdo con el contexto.
Escríbase esto para la generación venidera,
para que el pueblo
que va a nacer alabe a Yah.
20Porque Yahvé se habrá inclinado
desde su excelso santuario,
desde el cielo habrá mirado a la tierra,
21
21. El auxilio vendrá en el máximum de la humillación, pobreza y persecución. Cf. versículo 18; Salmos 17, 28; 43, 12 y Salmos 78, 79 y 82, citados todos en la Misa “contra paganos”.
para escuchar el gemido de los cautivos
y librar a los destinados a la muerte,
22
22 s. Cf. Salmo 64, 2 y nota. “Todos los pueblos y todos los príncipes tienen más interés de lo que piensan en la vuelta de Israel. Nadie ignorará lo que serán los últimos judíos. Su celo será igual a sus luces… y se puede conjeturar lo que harán cuando toda la nación se convierta, por el cambio prodigioso que unos pocos, reservados por la gracia, produjeron en el mundo al principio del Evangelio” (Anónimo francés del siglo XVIII).
a fin de que en Sión sea pregonado
el Nombre de Yahvé,
y en Jerusalén su alabanza,
23cuando allí se congreguen a una los pueblos
y los reinos, para servir a Yahvé.
24
24 s. El salmista vuelve a su tono plañidero de los versículos 4-12 y, dirigiendo de nuevo su mirada al estado miserable de Israel, pide a Dios una demora que le permita presenciar la restauración de la nación y de Sión (Ubach). Cf. Salmos 88, 48; 105, 4 y notas; Tobías 13, 20.
Él quebrantó mis fuerzas a medio camino;
acortó mis días.
25Y yo clamo: Oh Dios mío,
no me quites de esta vida
en la mitad de mis días,
Tú, cuyos años duran
por todas las generaciones.
26
26. San Pablo nos enseña que estas palabras de Dios son dirigidas a Cristo para anunciarle su triunfo (Hebreos 1, 10-12).
En el principio cimentaste la tierra,
y obra de tus manos es el cielo.
27
27. Tú los mudarás: “Se entrevé aquí una escatología cósmica junto a la escatología mesiánica” (Calès). Cf. II Pedro 3, 10-13; Isaías 65, 17 ss.; Salmos 103, 5; 118, 90.
Ellos van pasando,
mas Tú permanecerás;
todo en ellos se envejece
como una vestidura;
Tú los mudarás
como quien cambia de vestido,
y quedarán cambiados.
28Mas Tú eres siempre el mismo,
y tus años no tienen fin.
29
29. Leamos y digamos en unión de espíritu apostólico la magnífica oración de Eclesiástico 36, que la Iglesia recoge en la Misa por la propagación de la Fe y en la cual Israel, después de pedir la conversión de los gentiles, nuestros antepasados (versículos 1-5), ruega también (versículos 13-19) por el cumplimiento de estas profecías relativas a su propia santificación (Salmo 117, 25 y nota; Isaías 60, 10-22; Jeremías 3, 17-20; Ezequiel 11, 17-19; 36, 22-31; 37, 21-28; Oseas 2, 14-24; 3, 4-5).
Los hijos de tus siervos morarán seguros,
y su posteridad será estable delante de Ti.
Copyright information for SpaPlatense