Psalms 127

El justo bendecido en su hogar

1
1. Este Salmo litúrgico, que es un eco del anterior, pinta, como el Libro de Tobías, la tranquila felicidad del creyente humilde, que vive del trabajo de sus manos y la dicha de la madre rodeada de sanos y buenos hijos. De ahí que la Liturgia lo use en la misa de esponsales.
Cántico gradual.
Dichoso tú que temes a Yahvé,
que andas en sus caminos.
2Pues comerás del trabajo de tus manos;
serás bendito, te irá bien:
3tu esposa, parra fecunda
en el interior de tu casa;
tus hijos, retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
4Así será bendecido el hombre
que teme a Yahvé.
5
5 s. En este final parece que David sigue hablando y aconsejando a su hijo Salomón (cf. Salmo 126, 3 ss. y nota) y le hace entrever proféticamente, como Tobías a su hijo (Tobías 13, 11 ss.; 14, 5 ss.), la paz futura en el reino mesiánico (cf. Salmo 71, 7 y nota). La prosperidad y la paz de la patria, la felicidad familiar y una larga vida eran los anhelos del piadoso israelita, “ante cuyos ojos no se desplegaban aún, sino en la confusa lejanía de la era mesiánica, las magnificencias del Reino de Dios” (Prado).
Te bendiga Yahvé desde Sión,
para que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
6para que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz sobre Israel!
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