Psalms 13

Llegará la hora para los impostores

1
1. Este Salmo, que coincide casi por completo con el 52, nos ofrece un cuadro pavoroso, como para quitarnos toda ilusión sobre el mundo y los hombres, empezando por los que dominan en el propio Israel. Además nos ilustra sobre el tema siempre actual: la impiedad es fruto de la falta de rectitud (Habacuc 2, 4; Juan 3, 19-21), pues nadie puede ser justo si le falta la fe (Romanos 1, 17; Gálatas 3, 11; Hebreos 10, 38 y notas), ni justificarse sino por ella (Romanos 3, 24-31). Insensato, o necio, es en el lenguaje bíblico el impío que no piensa en la Providencia de Dios ni en la sanción del pecado, porque nunca se concentra en sí mismo y vive siempre ‘extravertido’, mareado por la fascinación de lo fugaz (cf. Sabiduría 4, 12 y nota). De ahí proviene, según nos enseña el profeta Jeremías, la desolación de la tierra (Jeremías 12, 11).
Al maestro de coro. De David.
El insensato dice en su corazón:
“No hay Dios.”
Se han pervertido; su conducta es abominable,
ni uno solo obra bien.
2
2. Notemos que ya no se trata aquí de falta de moral sino de la falta de ese conocimiento de Dios que es el primer homenaje que le debemos. De esa falta procede todo lo demás (Romanos 10, 17; Gálatas 5, 6; Juan 17, 3, 17, etc.).
Yahvé mira desde el cielo
a los hijos de los hombres,
para ver si hay quien sea inteligente
y busque a Dios.
3
3. La Vulgata añade aquí todo un párrafo que proviene sin duda de Romanos 3, 13-17, donde San Pablo cita sucesivamente diversos pasajes de las Escrituras (Salmo 5, 10-11; Salmo 139, 4, etc.).
Pero se han extraviado todos juntos
y se han depravado.
No hay uno que obre el bien,
ni uno siquiera.
4
4. “Apostrofe a los sacerdotes responsables de la moralidad de Israel y por eso culpables de la general corrupción que en él señorea. Sobre análogos reproches hechos a los sacerdotes, véase Jeremías 2, 8; Oseas 4, 6 s.; Malaquías 1, 6; 2, 2” (Ubach). ¡Nunca entenderán! Tremenda sentencia, que concuerda con la que Jesús fulmina a los fariseos, escribas y doctores: “vosotros moriréis en vuestro pecado” (Juan 8, 21-24). El pecado es, ante todo, un error (cf. Isaías 1, 3; I Juan 2, 3-4; 3, 6; 4, 8, etc.), pero es el error culpable del que rechaza la luz (Juan 3, 19 s.), pues esta no se niega a nadie, y los pequeños la ven aún más que los sabios (Lucas 10, 21). Por eso Dios castigará, abandonándolos a la más ciega ofuscación, a los que han de ser víctimas del Anticristo “por no haber recibido el amor de la verdad” (II Tesalonicenses 2, 10 ss.). Devoran a mi pueblo: cf. versículo 6 y Salmo 52, 5 y nota. Recuérdese el lamento de Jesús sobre las ovejas abatidas y esquilmadas (Mateo 9, 36). Cf. Ezequiel 34 y notas. El versículo 7 muestra que el Salmo abarca también a los gentiles, enemigos exteriores del pueblo escogido, como observa Crampón.
¡Nunca entenderán, todos esos malhechores,
que devoran a mi pueblo
como quien come pan,
sin acordarse de Dios para nada!
5
5. Temblarán: La Vulgata habla de ese miedo sin causa, que es característico del alma que no está en paz con Dios. Cf. Levítico 26, 17 y 36; Proverbios 28, 1; Sabiduría 17, 10. Así lo observamos en Salmo 52, 6, donde se entrevé ya el cumplimiento de este anuncio contra los que esquilmaban al pueblo.
Mas algún día temblarán de espanto,
porque Dios está
con la generación de los justos.
6Vosotros que despreciáis
las ansias del desvalido,
sabed que Dios es su refugio.
7
7. Algunos ven aquí una referencia al cautiverio babilónico, opinión que no cuadra bien con el origen davídico del Salmo. Se trata, como en Salmo 125, de “la salvación más completa y más definitiva, predicha por los profetas: la liberación y el reino mesiánico, que transformarán de manera maravillosa el destino de Israel” (Calès).
¡Oh, venga ya de Sión
la salud de Israel!
Cuando cambie el Señor
la suerte de su pueblo,
saltarán de gozo Jacob,
e Israel de alegría.
Copyright information for SpaPlatense