Psalms 78

Elegía sobre la ruina de Jerusalén

1
1 ss. Según la opinión más común entre los exégetas católicos, este Salmo, como el 73, deplora la suerte del Templo y de la Ciudad santa hollada por los gentiles y la humillación del pueblo hebreo, que dura hasta hoy según lo anunció Jesús (Lucas 21, 24). Y así como en los Salmos 74 y 75 Dios responde a ese lamento con las promesas de restauración, así también el Salmo 79 contiene la esperanza de esta. La atribución al tiempo de los Macabeos ha sido abandonada, como en tantos otros Salmos, pues este ya se recitaba entonces como más antiguo (cf. I Macabeos 7, 17, que cita los versículos 2 s.) y se reconoce que la destrucción de la ciudad por Antíoco no fue tan grave como lo que aquí se menciona. San Atanasio y otros veían en este un Salmo profético del tiempo de David, y la liturgia judía lo recita aún cada viernes junto al Muro de las Lamentaciones, último recuerdo del Templo desaparecido desde la destrucción de la ciudad por Tito, que Jesús anunció en Mateo 24. Un montón de ruinas: Cf. Salmo 73, 2 y 7; Isaías 1, 8; 63, 18 s. y 64, 1; Jeremías 51, 51; Ezequiel 25, 1 ss. y nota.
Salmo de Asaf.
Oh Dios, los gentiles
han invadido tu heredad,
han profanado el Templo de tu santidad,
han hecho de Jerusalén un montón de ruinas.
2Dieron los cadáveres de tus siervos
por pasto a las aves del cielo;
las carnes de tus santos
a las bestias de la tierra.
3Derramaron su sangre como agua,
en rededor de Jerusalén,
y no hubo quien les diera sepultura.
4Hemos venido a ser
el escarnio de nuestros vecinos,
fábula y ludibrio de los que nos rodean.
5
5. Cf. Salmos 70, 5; 73, 1; 77, 21; 84, 6; 88, 47.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Ha de durar tu ira para siempre?
¿Arderán tus celos como el fuego?
6
6 s. La profecía de Jeremías, lamentando la desolación de Jerusalén, termina con estas mismas palabras (Jeremías 10, 25). La edición vaticana de Gramática cita aquí muy a propósito la oración de Eclesiástico 36 y II Tesalonicenses 1, 8, que muestra cómo será en los últimos tiempos esa venganza de Dios sobre los que no lo conocieron. Cf. versículo 10 y nota.
Derrama tu cólera sobre las gentes
que no te conocen,
y sobre los reinos que no invocan tu Nombre;
7porque ellos han devorado a Jacob
y han asolado su morada.
8
8 s. Expresión de humildad poco común en nuestro tiempo (cf. Salmo 38, 13 y nota); es un verdadero acto de contrición colectiva (Lamentaciones 3, 42 y nota). Cf. Isaías 64, 9 ss. Por la gloria de tu Nombre (versículo 9): En Salmo 53, 8 y nota vimos el significado de esta gloria.
No quieras recordar contra nosotros
las iniquidades de nuestros mayores;
venga pronto a encontrarnos tu misericordia,
porque estamos muy abatidos.
9Acude a socorrernos,
oh Dios, Salvador nuestro,
por la gloria de tu Nombre.
Líbranos y olvida nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.
10
10 ss. La venganza: Para defender este pasaje contra los que se escandalizan de él, un exégeta protestante se ha fundado en que “los salmistas eran hombres” y en la injusticia y brutalidad sufridas por el judaísmo. La explicación es puramente humana y poco sobrenatural, como si la oración de este Salmo y de tantos otros análogos no fuese inspirada. Mejor lo explicaba ya San Agustín diciendo que no desea el salmista que vengan males sino que presagia la ineludible acción de la justicia y vaticina las cosas futuras. En efecto, los profetas anuncian muchas veces tal venganza (cf. Joel 3, 1 ss.) y en Apocalipsis 6, 10 y 19, 2 encontramos igual expresión, acompañada esta vez de júbilo en el cielo. Los que después de esto se escandalizasen, lejos de defender la Ley de Dios (cf. Mateo 5, 39-48; 18, 21 ss., etc.) estarían juzgando a Dios, lo cual es una soberbia que Él no tolera a pesar de ser tan bueno con los demás pecadores. Septuplicado (versículo 12): Cf. Génesis 4, 15 y 24; Levítico 26, 21 y 28; Proverbios 6, 31; Eclesiástico 7, 3; 40, 8, etc.
¿Por qué han de decir los gentiles:
“¿Dónde está el Dios de estos?”
Sea manifiesta contra los gentiles,
delante de nuestros ojos,
la venganza por la sangre vertida de tus siervos.
11Suba hasta Ti el gemido de los cautivos,
según la potencia de tu brazo,
salva a los destinados a la muerte.
12Derrama en retorno,
sobre el seno de nuestros vecinos,
septuplicado el ultraje
que arrojaron sobre Ti, Señor.
13
13. Ovejas de tu grey: Véase Salmos 94, 7; 99, 3. Cantaremos, etc.: “Como se hace en el Apocalipsis, se pedirá que el Salvador, para siempre victorioso, vengue sobre las potestades del mal la sangre de los que le dieron testimonio; y se hará buena justicia. Después de triunfar por un tiempo, el autor de todo mal será castigado y relegado para siempre al fondo del abismo y llegará el reinado de la paz y de la justicia” (Dom Puniet). Cf. Isaías 43, 21; Jeremías 23, 5; 33, 15 s.; Apocalipsis 6, 9-11; 20, 1-10, etc.
Y nosotros, tu pueblo, y ovejas de tu grey,
te daremos gracias eternamente,
y cantaremos tu alabanza,
de generación en generación.
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