Psalms 9

El juicio de las naciones

1
1. El comienzo enigmático designa al parecer la melodía de este Salmo o la manera de cantarlo. San Jerónimo vierte: “por la muerte del Hijo” y explica la versión de la Vulgata (“por los ocultos arcanos del Hijo”) mediante la suposición de que los judíos no quisieron revelar al rey Ptolomeo la pasión y la resurrección del Mesías (Anecd. III, 3, 12). Otros consideran más bien que “se trata, según toda apariencia, del gran día mesiánico, o del gran juicio escatológico, o mejor dicho de ambos a un tiempo, entrevistos en una misma perspectiva. Yahvé será entonces el refugio de todos los oprimidos, de todos aquellos que lo hayan buscado, hayan confesado su Nombre y puesto en Él su confianza” (Calès). Cf, versículo 17 y nota.
Al maestro de coro. Sobre el tono de Muthlabbén. Salmo de David.
2Quiero alabarte, Yahvé,
con todo mi corazón,
voy a cantar todas tus maravillas.
3En Ti me alegraré
y saltaré de gozo,
cantaré salmos a tu Nombre,
oh Altísimo.
4
4. Mis enemigos: Como en otros Salmos, David habla aquí en nombre de todo el pueblo escogido (cf. Salmo 101, 1 y nota). Se trata de las naciones gentiles, como se desprende de los versículos 6, 9 y 16 (cf. versículo 6 y nota). Espiritualmente puede aplicarse a los enemigos interiores, de los cuales el suplicante triunfará por el auxilio divino.
Porque mis enemigos vuelven las espaldas,
caen y perecen ante tu presencia.
5He aquí que Tú me has hecho justicia,
y has tomado en tus manos mi causa;
te has sentado, Juez justo,
sobre el trono.
6
6 s. A los gentiles: Algunos han propuesto sustituir la lección “goyim” (gentiles) por “ghe’im” (orgullosos), pero tal cambio, además de no tener a su favor ningún testigo antiguo, estaría manifiestamente en contra del versículo 7 b (has destruido sus ciudades), y también de 9 b y 12 b. Para siempre: como en Salmo 9B, 16. Cf. Apocalipsis 16, 19; 19, 19 ss. 8 ss. Cf. Salmo 71, 2. Véase los Salmos 95- 98 y notas.
Has reprendido a los gentiles
y aniquilado al impío,
borrado su nombre para siempre.
7Los enemigos han sido aplastados,
reducidos a perpetua ruina;
has destruido sus ciudades,
y hasta la memoria de ellas ha perecido.
8He aquí que Yahvé se sienta para siempre,
ha establecido su trono para juzgar.
9Él mismo juzgará el orbe con justicia,
y gobernará a los pueblos con equidad.
10Y será Yahvé refugio para el oprimido,
refugio siempre pronto
en el tiempo de la tribulación.
11
11. Nótese la importancia del conocimiento espiritual de Dios. El conocer su nombre, que es “Padre” (Gálatas 4, 6; Juan 17, 4, 26; Lucas 11, 2), es el fundamento de la esperanza (véase Salmo 90, 14). Otra gran enseñanza de este versículo es la seguridad, que siempre tenemos, de encontrar a Dios como al Padre admirable del hijo pródigo (Lucas 15, 20), con solo buscarlo (cf. Sabiduría 6, 14-15; Juan 6, 37).
Y los que conocieron tu nombre
confiarán en Ti,
pues Tú no abandonas, Yahvé,
a los que te buscan.
12
12. Cf. Salmos 64, 2; 67, 17; 73, 2; 75, 3; 131, 13 s.; Ezequiel 40, 2.
Cantad salmos a Yahvé,
que habita en Sión,
haced conocer a los pueblos sus proezas.
13Porque el vengador de la sangre
se ha acordado de los pobres,
y no ha olvidado su clamor.
14Yahvé se apiadó de mí
viendo la aflicción
que me causan mis enemigos,
y me ha sacado
de los umbrales de la muerte,
15
15. La hija de Sión: Personificación poética de Jerusalén. Cf. Salmo 101, 22.
para que anuncie todas sus alabanzas
en las puertas de la hija de Sión,
y me goce yo en tu salud.
16Cayeron las naciones
en la fosa que cavaron,
su pie quedó preso
en el lazo que escondieron.
17
17. Santo Tomás cita este pasaje aplicándolo a los últimos tiempos junto con Jeremías 23, 6 y Apocalipsis 11, 15, para señalar el triunfo final del Mesías, que está anunciado por los profetas.
Yahvé se ha dado a conocer
haciendo justicia;
el pecador quedó enredado
en las obras de sus manos.
18Bajen los malvados al sepulcro,
todos los gentiles
que se han olvidado de Dios.
19Porque no siempre
quedará en olvido el pobre,
ni siempre burlada
la esperanza de los oprimidos.
20
20. ¡No prevalezca el hombre! Conclusión paralela a la del Salmo siguiente 9B, 18. Es la condenación del humanismo por el cual el hombre quiere sustituir a Dios (cf. Salmo 11, 5; II Tesalonicenses 2, 4; Apocalipsis 18, 7, etc.). Aun los paganos condenaron esta tendencia en el mito de Prometeo.
Levántate Yahvé;
no prevalezca el hombre,
sean juzgadas las naciones
ante tu presencia.
21
21. El terror: Otra lección, según la Vulgata: Establece sobre ellos un legislador: el Mesías. Con este versículo termina el Salmo 9 según el texto hebreo, comenzando con el versículo 22 el Salmo 10. A partir de aquí hasta el Salmo 147, salvo algunas excepciones (cf. Salmos 113-115), la numeración de los Salmos según la versión griega de los LXX y la Vulgata queda retrasada en una unidad con respecto, a la usada en el texto hebreo. Ello no obstante, al disponerse la nueva versión del Salterio según los textos originales, en el Motu Proprio “In cotidianis precibus” del 24 de marzo de 1945, se conservó la misma numeración de la Vulgata, sin duda por no introducir dificultad, dado que las citas de los Salmos fueron hechas desde antiguo con arreglo a ella. A esto nos atenemos también nosotros, advirtiendo sin embargo, que en general las ediciones bíblicas según los textos originales llevan en los Salmos la numeración del hebreo, cosa que conviene saber a los estudiosos para evitar confusión.
Arroja, Señor, sobre ellas
el terror, oh Yahvé,
¡que sepan los gentiles que son hombres!
22¿Por qué, Yahvé, te estás lejos?
¿Te escondes en el tiempo de la tribulación,
23mientras se ensoberbece el impío,
y el pobre es vejado y preso
en los ardides que aquel le urdió?
24
3. Blasfema: literalmente en hebreo: bendice: “antífrasis” que entre los hebreos por eufemismo significa: maldice, blasfema (cf. Job 1, 5).
Porque he aquí que el inicuo
se jacta de sus antojos,
el expoliador blasfema
despreciando a Yahvé.
25En el orgullo de su mente dice el impío:
“Él no tomará venganza; Dios no existe.”
Tal es todo su pensamiento.
26
5. Menosprecia a todos sus adversarios: literalmente, resuella a bocanadas sobre ellos. Gesto característico de desprecio en Oriente (Manresa, Ubach, etc.). Sobre el misterio de la prosperidad de los impíos véase los Salmos 36, 48, 52, 73, etc.
Sus caminos prosperan en todo tiempo;
lejos de su ánimo están tus juicios;
menosprecia él a todos sus adversarios.
27En su corazón dice:
“No seré conmovido;
de generación en generación
estaré al abrigo de la adversidad.”
28Su boca está llena de maldición,
de astucia y de violencia;
bajo su lengua lleva
la maldad y la mentira.
29Se pone en acecho junto al poblado,
en lo escondido, para matar al inocente.
Sus ojos están espiando al pobre;
30insidia en la oscuridad como el león
que desde su guarida está asechando
al desvalido para atraparlo;
lo arrebata y lo atrae a su red;
31se encoge, se agacha hasta el suelo,
y el desdichado cae en sus garras.
32
11 ss. San Pablo cita este pasaje en Romanos 3, 14, junto con Salmo 13, 3. Retrato maestro de la diabólica confianza con que procede el impío prepotente. Es que “la codicia mundana produce la fortaleza de los gentiles”, dice San Próspero. Y añade, por contraste: “en cambio, la fortaleza de los cristianos es producida por el amor a Dios, el cual se derrama en nuestros corazones, no por arbitrio de la voluntad que tiene origen en nosotros, sino por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Cf. también Romanos 5, 5.
Dice en su corazón:
“Dios está desmemoriado,
apartó su rostro, nunca ve nada.”
33Levántate, Yahvé Dios mío,
alza tu mano;
no quieras olvidarte de los afligidos.
34
13. Vemos aquí las consecuencias de creer en un Dios pasivo. Si creemos que Dios se olvida de nosotros, también le olvidaremos a Él.
¿Cómo es que el impío desprecia a Dios,
diciendo en su corazón:
“No tomará venganza”?
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14. Si bien el salmista se entristece al ver que los impíos prosperan, su firme esperanza de que Dios será el amparo de los débiles se verá cumplida en los versículos 16 y siguientes.
Mas Tú lo estás viendo.
Tú consideras el afán y la angustia,
para tomarlos en tus manos.
A Ti está confiado el pobre;
Tú eres el protector del huérfano.
36Quebranta Tú el brazo del impío
y del maligno;
castigarás su malicia y no subsistirá.
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16 ss. Para siglos eternos: «Y su reino no tendrá fin» (Credo de la Misa). Como en Salmo 9A, 8 ss., el salmista, en lenguaje profético, da por llegada ya su gran esperanza. Cf. Lucas 1, 32; I Corintios 15, 25; Hebreos 2, 8; Salmo 71, 5 ss., etc.
Yahvé es Rey para siglos eternos;
los gentiles fueron exterminados de su tierra.
38Ya escuchaste, Yahvé,
el deseo de los humildes;
confirmaste su corazón y prestaste oído,
39
18. Sobre esta formidable sentencia contra la gloria del hombre, véase Salmo 9A, 20 s. y nota.
para tomar en tus manos
la causa del huérfano y del oprimido,
a fin de que nunca más vuelva
a infundir pavor el hombre de tierra.
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