Psalms 96

Hazañas del Rey

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1. El título que tiene en la Vulgata alude a la tierra restaurada y recuerda las promesas de Génesis 13, 14 s.; 15, 18; Ezequiel 20, 40-42; 36, 33- 35, etc. San Agustín y otros Padres ven en la tierra restituida la humanidad plenamente redimida por Cristo, el Rey poderoso y justo Juez que ha de venir con gloria y confundirá a los impíos pero alegrará a los suyos (cf. Lucas 21, 28; Romanos 8, 23). “También este Salmo, como el precedente, trata del advenimiento del reino de Dios. I. En una magnífica teofanía aparece el Señor para el juicio (1-8); II. Confunde a los cultores de ídolos y salva de sus enemigos a los justos, dándoles luz y alegría (7-12)” (Salterio Romano). El carácter mesiánico de este Salmo está declarado por San Pablo (cf. versículo 7 con Hebreos 1, 6). Reina Yahvé: ‘Con esta fórmula se proclama la realeza divina sobre el mundo en forma parecida a como eran aclamados los reyes en el pueblo hebreo’ (Prado). “La multitud de las islas: hebreo: iyyim, esto es, las costas marítimas, regiones a las cuales tienen acceso las naves; luego, tierras situadas allende el Mar Mediterráneo, ya sean islas o litorales. Cf. Isaías 41, 1-5, etc.” (Salterio Romano). Véase el comienzo de los Salmos 92 y 93.
Reina Yahvé; alégrese la tierra,
muestre su júbilo la multitud de las islas.
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2 ss. Teofanía que recuerda la aparición del Señor en el Sinaí (Éxodo 19, 16 ss.; 20, 18 ss.). El Salterio Romano la asemeja a la de Salmo 17, 8-16 y Habacuc 3, 3-12. Cf. Salmo 49, 3; I Corintios 3, 13; II Pedro 3, 10, etc.
Nubes y oscura niebla le rodean,
justicia e imperio
son el fundamento de su trono.
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3. El Dies Irae nos recuerda: “Cuando venga a juzgar el siglo por el fuego” (Cf. Salmo 89, 4 y nota).
Delante de Él va el fuego
y abrasa en derredor a sus enemigos.
4Sus relámpagos iluminan el orbe,
la tierra lo ve, y tiembla.
5
5. Véase Miqueas 1, 4; 4, 13; Zacarías 4, 14.
Los montes, como cera,
se derriten ante Yahvé,
ante el Dominador de toda la tierra.
6
6. Cf. Salmo 49, 6; Isaías 61, 11.
Los cielos proclaman su justicia,
y todos los pueblos ven su gloria.
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7. Ángeles todos de Dios: El Texto Masorético dice: kol elohim (todos los dioses), pero tanto los LXX como la Vulgata y la Peschitto han traducido “ángeles”; y como bien observa Calès, sería poco natural que el salmista hiciese adorar a Dios por seres que no existen, como son los dioses. San Pablo dice también ángeles según los LXX, al citar e interpretar este versículo, aplicándolo al triunfo de Jesús en su segunda venida, cuando el Padre “introduzca de nuevo a su Primogénito en el mundo” (Hebreos 1, 6). También lo ha considerado así la liturgia, que con los versículos 7, 8 y 1 de este Salmo ha formado el célebre Introito que se repite en la Misa los seis domingos después de Epifanía. Así, pues, hemos mantenido el texto como lo hace San Pablo, es decir, poniéndolo en boca del mismo Padre celestial como una orden dada a los ángeles, y que al oírla Sión (versículo 8 y nota), la llenará de gozo. Es interesante observar que, según los LXX, este texto figura también cuando se anuncia la sangrienta venganza del Señor en el Cántico de Moisés (Deuteronomio 32, 43), que luego vemos mencionado en Apocalipsis 15, 3 cuando aparecen las siete plagas finales de la ira de Dios. El nuevo Salterio Romano, comentando ese pasaje del Cántico de Moisés, dice que ‘predica el triunfo del pueblo de Israel que ciertamente será castigado por un tiempo, pero que enmendado y purgado por el Señor será protegido y librado.’
Confundidos quedan
todos los que adoran simulacros,
y los que se glorían en los ídolos.
“¡Adoradlo, ángeles todos de Dios!”
8
8. El triunfo del Señor será también triunfo y gloria de Israel y de su Santuario en Sión (Páramo). Cf. Salmos 47, 12; 86, 4 y nota; Lucas 2, 32. “Las ciudades de Judá literalmente: las hijas de Judá, hebraísmo para significar otras poblaciones y lugares de la región” (Salterio Romano).
Lo oye Sión, y se llena de gozo;
y las ciudades de Judá
saltan de alegría,
por tus juicios, oh Yahvé.
9Pues Tú eres, Yahvé,
excelso sobre toda la tierra,
eminentísimo sobre toda deidad.
10
10. “Si amas a Cristo debes aborrecer lo que Él aborrece” (San Agustín).
Yahvé ama a los que odian el mal;
guarda las almas de sus santos,
los arrebata de la mano de los impíos.
11
11 ss. Cuadro típico de la felicidad del tiempo mesiánico.
Ya despunta la luz para el justo,
y la alegría para los de corazón recto.
12Oh justos, regocijaos en Yahvé
y celebrad su santo Nombre.
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