Sir 11

No te gloríes

1
1. Ejemplos: José en Egipto; David pastor y rey; Daniel y sus compañeros en Babilonia, etc. (Génesis 41, 40; Daniel 6, 3).
La sabiduría ensalzará al humilde, y le dará asiento en medio de los magnates.

2
2. No alabes: El don de simpatía que derrochan algunas personas debe ponernos en guardia para no caer en sus redes. Véase 9, 4; 6, 5; Proverbios 31, 30; 5, 8.
No alabes al hombre por su bello aspecto, ni desprecies a nadie por su sola presencia exterior.

3Pequeña es la abeja entre los volátiles; mas su fruto es el primero en la dulzura.

4
4. No te gloríes: el hebreo dice a la inversa: no desprecies el vestido de un mísero, etc. Véase I Reyes 16, 7; Hechos 12, 21 s.; II Corintios 10, 10; Santiago 2, 1 ss. Solo las obras del Altísimo son admirables, así como solo Él es bueno (Lucas 18, 19), solo Él es sabio (Romanos 16, 27) y solo su nombre debe ser glorificado. Quien medita esto, adquirirá una fuerte y saludable aversión a recibir los homenajes y alabanzas que tanto se prodigan los hombres entre sí.
No te gloríes jamás por el traje que llevas, y no te engrías cuando te veas ensalzado en alto puesto; porque solo las obras del Altísimo son admirables; gloriosas son ellas, pero ocultas e invisibles.

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5. Véase I Reyes 15, 28; 17, 1 ss.; IV Reyes 18, 13 ss.; Salmo 48, 7; 51, 3; Proverbios 25, 14; 27, 1; Isaías 10, 15 etc.
Se sentaron en el trono muchos tiranos; y un hombre, en quien nadie pensaba, se ciñó la diadema.

6Cayeron en grande ignominia muchos potentados; y magnates fueron entregados en poder de otros.

Se moderado en tus actividades

7
7. La más dolorosa de nuestras humillaciones es la de ver que nos habíamos equivocado reprendiendo a otro —quizás un sirviente, quizás la propia esposa— por cosas que no había cometido, ¡Cuánto dolor podemos causar por nuestra ligereza si no tenemos la obsesión de la caridad!
A nadie reprendas antes de informarte; y habiéndote informado, reprenderás con justicia.

8Antes de haber escuchado, no respondas palabra; y mientras otro habla, no le interrumpas.

9No porfíes sobre cosa que no te importa nada, ni te sientes para juzgar con los pecadores.

10
10. Si te hicieres rico. En griego: si te embarazas con muchas cosas. San Pablo lo explaya admirablemente en I Timoteo 6, 9 s.; véase 27, 1; 31, 1-11; Salmo 61, 11, etc. El sabio huye de los “grandes negocios” y no amontona riquezas, porque sabe que el mucho dinero es un tirano que oprime a su propio dueño. Por mucho que corras, no te escaparás. Texto oscuro. Puede significar: no te librarás de las consecuencias de tu locura (Bover-Cantera). Otra versión: si no buscas, no hallarás. Nácar-Colunga: por mucho que corras no llegarás.
Hijo, no quieras abarcar muchos negocios; porque si te hicieres rico, no serás exento de culpa. Yendo tras de muchas cosas, no llegarás a alcanzar ninguna; y por mucho que corras, no te escaparás.

Pobreza y riqueza

11Hay hombre que, estando falto de piedad, trabaja y se afana y se duele, y tanto menos se enriquece.

12Hay otro lánguido y necesitado de amparo, muy falto de fuerzas y abundante de miseria;

13
13. Véase Lucas 1, 53; Salmo 39, 4 (segundo hemistiquio).
y a este Dios le mira con ojos benignos, le alza de su abatimiento y le hace levantar cabeza; de lo cual quedan muchos maravillados, y glorifican a Dios.

14
14. Véase Job 1, 21; 2, 10. Los males: es decir, las pruebas que luego se vuelven bienes (Romanos 8, 28). Dios no puede ser autor del mal (Santiago 1, 17). Pobreza y riqueza: El sabio rectifica aquí muchos juicios que todo lo atribuyen al esfuerzo del hombre. Véase Mateo 6, 25-34.
De Dios vienen los bienes y los males, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza.

15
15 s. Faltan en el griego, pero no en el hebreo, el cual en vez de ciencia dice más exactamente conocimiento (cf. Salmo 118, 34 y nota). Pasaje de gran importancia para mostrar que si todo lo debemos a Dios en nuestra naturaleza y en los bienes materiales (versículo 14 y 23), mucho más aún hace Él por nosotros en el orden de la gracia. Véase Salmo 36, 5; Proverbios 2, 8; 20, 12 y 24; 21, 1 y notas; Isaías 26, 12; Hechos 15, 12; Romanos 7, 18; Filipenses 2, 13; II Corintios 9, 8; Colosenses 1, 29 I Tesalonicenses 2, 13; 5, 24; II Tesalonicenses 3, 5; Hebreos 13, 21.
De Dios son la sabiduría, la disciplina y la ciencia de la Ley; y del mismo son la caridad y las obras que hacen los buenos.

16El error y las tinieblas son connaturales a los pecadores; y los que se glorían en el mal, envejecen en la malicia.

17
17. Permanece: Véase Romanos 11, 29. Irá creciendo: porque la fe es planta viva (Mateo 13, 1 ss.). Estancarse sería morir (Ef. 4, 15; Colosenses 1, 10; 2, 19; I Pedro 2, 2; II Pedro 3, 18). Continuamente: literalmente: eternamente. “La gracia es la semilla de la gloria.”
El don de Dios permanece en los justos; e irá creciendo continuamente con feliz suceso.

18
18 ss. Véase la parábola del rico insensato en Lucas 12, 16-20. “Así ocurre con todo aquel que atesora para sí mismo y no es rico ante Dios” (ibíd. versículo 21). Cf. Salmo 38, 7; Eclesiastés 4, 8 y notas.
Hay quien se hace rico viviendo con escasez; y el único fruto que tiene por recompensa,

19es el decir: Yo he hallado mi reposo, y ahora comeré de mis bienes yo solo.

20Mas él no sabe cuánto tiempo le resta; y no piensa que se le acerca la muerte, y que todo lo dejará a otros y morirá.

¡Cumple con tu deber!

21
21. En tu pacto: en tu condición y vocación, sin inquietarte por las novedades. Jesús vivió treinta años en el taller de Nazaret. Otros traducen: en tu alianza (con Dios). Véase Salmo 1, 2 y nota.
Persiste en tu pacto, y de este trata, y acaba tus días cumpliendo con aquello que te está mandado.

22
22. Confía en Dios: es el tema predilecto del Rey Profeta. Véase sobre todo los Salmos 22 y 36 con sus notas.
No fijes tu consideración en las obras de los pecadores; confía en Dios, y mantente en tu puesto.

23Porque fácil es a Dios el enriquecer en un momento al pobre.

Falsa riqueza

24La bendición de Dios se apresura a recompensar al justo, y en breve tiempo le hace crecer y fructificar.

25No digas: “¿Qué me queda ya que hacer? ¿Y qué bienes me vendrán en lo venidero?”

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26. Véase 17 y nota. Ejemplos de presunción: el Faraón, Aman (Ester 3, 5 ss.), Nabucodonosor (Daniel 4, 30), Baltasar (Daniel 5, 20).
Tampoco digas: “Yo me basto a mí mismo; ¿y qué mal puedo temer para en adelante?”

27En los días buenos no te olvides de los días malos, y en el día malo acuérdate del día bueno.

28Porque fácil es a Dios el dar a cada uno, en el día de la muerte, el pago según sus obras.

29Una hora de mal hace olvidar los mayores deleites; y en el fin del hombre se manifiestan sus obras.

30
30. ¡Valiosa lección! Véase Juan 5, 44; Salmo 148, 13 y nota. “Como el marino no puede hablar de la felicidad de un viaje hasta llegar al puerto, así no puede juzgarse de la prosperidad de la vida de un hombre hasta que Dios no descubra con su juicio qué aprecio hace de ella” (Nácar-Colunga).
No alabes a nadie antes de su muerte; porque al hombre se le ha de conocer en sus hijos.

Prudencia en la hospitalidad

31
31. Véase 12, 1 y nota.
No introduzcas en tu casa toda suerte de personas; pues son muchas las acechanzas de los maliciosos.

32Porque así como un estómago fétido arroja regüeldos, y como la perdiz es conducida a la trampa, y la corza al lazo; así sucede con respecto al corazón del soberbio, el cual como de una atalaya está acechando la caída de su prójimo;

33y convirtiendo el bien en mal, está poniendo acechanzas; y pondrá tacha en los mismos escogidos.

34Por una chispa se levanta un incendio, y por un hombre doloso se vierte mucha sangre; porque el pecador asecha la sangre.

35Guárdate del hombre corrompido, pues está fraguando males; no sea que te cubra de perpetua infamia.

36Si admites en tu casa al extranjero, te trastornará como un torbellino, y te alejará de los tuyos.
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