1 Kings 12
II. DIVISIÓN DEL REINO
Dureza de Roboam
1 ▼▼1 ss. Véase II Paralipómenos 10, 1 ss. El acto solemne de la proclamación tuvo lugar en Siquem, porque Roboam conocía sin duda las tendencias separatistas de las tribus del Norte. La petición del pueblo (versículo 4) era justa. No rehusaban reconocer a Roboam como rey, solo pedían una disminución de los exorbitantes impuestos y prestaciones personales que Salomón les había exigido. También en la forma de presentar la reclamación se mantenían dentro de los límites justos y moderados.
Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había concurrido a Siquem para proclamarlo rey. 2Lo supo Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba todavía en Egipto, adonde había huido de la presencia del rey Salomón. Estando aún Jeroboam en Egipto, 3enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam y toda la asamblea de Israel, y hablaron con Roboam, diciendo: 4“Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo; aligera tú la dura servidumbre de tu padre y el yugo pesado que nos puso encima, y te serviremos.” 5Él les dijo: “Id, y volved a verme dentro de tres días.” Y se fue el pueblo. 6Consultó entonces el rey Roboam a los ancianos, los que habían servido a su padre Salomón durante su vida, y preguntó: “¿Qué me aconsejáis responder a este pueblo?” 7Le contestaron: “Si hoy te haces siervo de este pueblo y condescendiendo con ellos les respondes en tono amable, serán para siempre siervos tuyos.” 8Mas él desechó el consejo que los ancianos le dieron, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y le servían. 9A estos les dijo: “¿Qué aconsejáis que contestemos a este pueblo que me habla, diciendo: Aligera el yugo que nos ha impuesto tu padre?” 10 ▼▼10. Mi meñique, etc.: refrán que quiere decir: mi poder es mayor que el de mi padre Salomón.
Le respondieron los jóvenes que se habían criado con él, diciendo: “Así dirás a este pueblo que te ha dicho: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, alívianoslo tú; así les contestarás: Mi meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11 ▼▼11. Escorpiones; también nombre de un látigo con puntas de hierro. Solamente gente sin experiencia puede dar tan insensato consejo. Los nuevos consejeros, compañeros de las diversiones de Roboam, no tenían ningún interés por atender las necesidades del pueblo. “Mientras ellos gozaban de comodidades y placeres, nada les importaban los gemidos y la miseria de los pobres y desvalidos. Esos infatuados idólatras de sí mismos, orgullosos despreciadores de los demás, en esa forma aconsejaron a Roboam” (Fernández. Flor. Bibl. IX, p. 14).
Ahora pues, mi padre os impuso un yugo pesado, pero yo haré vuestro yugo más pesado aún, mi padre os castigó con látigos, yo, empero, os castigaré con escorpiones.” Jeroboam rey de las diez tribus
12Comparecieron, pues, Jeroboam y todo el pueblo al día tercero ante Roboam, según lo que había dicho el rey: “Volved a verme al cabo de tres días.” 13Y el rey contestó al pueblo con dureza; porque desechando el consejo que le habían dado los ancianos, 14les respondió según el consejo de los jóvenes, diciendo: “Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con látigos, yo, empero, os castigaré con escorpiones.” 15De modo que el rey no escuchó al pueblo; porque así lo había dispuesto Yahvé, para cumplir su palabra que había dicho por boca de Ahías silonita a Jeroboam, hijo de Nabat. 16 ▼▼16. ¿Qué parte tenemos nosotros con David? Son palabras que expresan la separación de la casa de David, hijo de Isaí. Va a consumarse el gran cisma de las diez tribus, la separación entre Israel y Judá que se perfilaba ya en II Reyes 19, 43.
Viendo, pues, todo Israel que el rey no les escuchaba le dieron todos a una esta respuesta: “¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¿Y qué herencia con el hijo de Isaí? ¡A tus tiendas, oh Israel! ¡Mira ahora por tu casa, David!” E Israel se retiró a sus tiendas. 17Así que Roboam solo reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18Roboam envió a Adoram, que era prefecto de los tributos; pero todo Israel le apedreó de manera que murió; y el rey Roboam tuvo que montar apresuradamente en su carro para huir a Jerusalén. 19 ▼▼19. El nuevo reino de Israel abarca diez tribus, porque la tribu de Manasés se cuenta por dos. A la casa de David, es decir, al reino de Judá, queda la tribu de Judá con Benjamín. La tribu de Simeón ya no se cuenta más porque se encuentra absorbida dentro de la tribu de Judá. La tribu de Leví no poseía territorio y vivía dispersa en medio de las demás tribus.
Así se rebeló Israel contra la casa de David hasta el día de hoy. 20Cuando supo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarlo a la asamblea, y le constituyeron rey sobre todo Israel, sin que nadie siguiese a la casa de David, fuera de la sola tribu de Judá. 21Llegado a Jerusalén, Roboam convocó a toda la casa de Judá y la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros escogidos, para hacer la guerra contra la casa de Israel, y recuperar el reino para Roboam, hijo de Salomón. 22Entonces fue dirigida la palabra de Dios a Semeías, varón de Dios, en estos términos: 23“Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciendo: 24Así dice Yahvé: No subáis ni hagáis la guerra contra vuestros hermanos, los hijos de Israel. Volveos cada cual a su casa; pues por voluntad mía ha sucedido esto.” Y ellos, obedeciendo la palabra de Yahvé, se volvieron y fueron según la orden de Yahvé. El culto idolátrico en Israel
25 ▼▼25. Fanuel: situada al otro lado del Jordán sobre el río Yaboc (cf. Génesis 32, 30 s.).
Jeroboam fortificó a Siquem, en la montaña de Efraím, y residió allí. De allí salió y edificó a Fanuel. 26Jeroboam decía en su corazón: “Pronto va a volver el reino a la casa de David. 27Si este pueblo sube a Jerusalén a ofrecer sacrificios en a Casa de Yahvé, el corazón de este pueblo se volverá hacia su señor Roboam, rey de Judá, a mí me matarán y se tornarán a Roboam, rey de Judá.” 28Por lo cual el rey, después de haber reflexionado hizo dos becerros de oro, y dijo a la gente: “Bastante tiempo habéis subido a Jerusalén. ¡He aquí tu Dios, oh Israel, el que te sacó del país de Egipto!” 29 ▼▼29. Son primeramente razones políticas las que llevan a Jeroboam a la idolatría. La unión cultual con el Templo de Jerusalén habría amenazado la unidad de su reino. Betel era un lugar sagrado desde los tiempos de los patriarcas (Génesis 12, 8; 28, 22), y muy apropiado para enajenar al pueblo del Templo de Jerusalén. Cf. Amós 3, 14 y nota. Dan tenía un ídolo desde los tiempos de los Jueces. Cf. Jueces 18, 30 y nota.
Y colocó al uno en Betel y al otro en Dan. 30Esto fue ocasión de pecado para el pueblo que iba hasta Dan a adorar al otro (de los dos becerros). 31 ▼▼31. Los lugares altos constituían otro obstáculo a la centralización del culto en Jerusalén, dispuesta por la Ley (Deuteronomio 12, 13). Las fiestas que se celebraban en los lugares altos, a imitación de las fiestas cananeas, eran muy atractivas y permitían toda clase de libertinaje. Jeroboam escogió la hez del pueblo para el ministerio sagrado, puesto que los levitas no se prestaron para la idolatría. Cf. Jueces 2, 13 y nota.
Jeroboam hizo también santuarios en los lugares altos, y puso por sacerdotes a gentes de la clase vulgar que no eran de los hijos de Leví. 32 ▼▼32. Una fiesta: la fiesta de los Tabernáculos. Jeroboam la hace celebrar un mes más tarde. Cf. Levítico 23, 34; Núm. 29, 12 ss.
E instituyó Jeroboam una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, semejante a la fiesta que se celebraba en Judá; y él mismo ofreció sacrificios en el altar. Lo mismo hizo en Betel para ofrecer sacrificios a los becerros que había hecho, y constituyó en Betel a algunos sacerdotes de los lugares altos que había erigido. 33El quince del mes octavo, mes que había elegido por propia iniciativa, subió Jeroboam al altar que había hecho en Betel. Así instituyó una fiesta para los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Copyright information for
SpaPlatense