1 Maccabees 7
Traición de Alcimo
1 ▼▼1. La fecha corresponde al año 161-160 a. C. Demetrio era hijo de Seleuco IV Filopator (187-175). Retenido como rehén por los romanos, no pudo suceder a su padre, por lo cual subió al trono Antíoco IV Epífanes (175-164), y después el hijo de este, Antíoco V Eupator (6, 17). Demetrio se dio el título de Soter (Salvador). A estos títulos pretenciosos alude Jesús en Lucas 22, 25.
El año ciento cincuenta y uno. Demetrio, hijo de Seleuco, salió de la ciudad de Roma, y llegó con poca comitiva a una ciudad marítima, y allí comenzó a reinar. 2Y apenas entró en el reino de sus padres, cuando el ejército se apoderó de Antíoco y de Lisias, para presentárselos a él. 3Mas así que lo supo, dijo: “Haced que no vea yo su cara”. 4Con esto la misma tropa les quitó la vida, y Demetrio quedó sentado en el trono de su reino. 5 ▼▼5. Alcimo, constituido Sumo Sacerdote por Lisias, después de la muerte de Menelao (II Macabeos 14, 3), pero rechazado por los judíos fieles, quiere ganar el favor del nuevo rey. Cf. versículos 9 y 21.
Y vinieron a presentársele algunos hombres malvados e impíos de Israel, cuyo caudillo era Alcimo, el cual pretendía ser Sumo Sacerdote. 6Acusaron estos a su nación delante del rey, diciendo: “Judas y sus hermanos han hecho perecer a todos tus amigos, y a nosotros nos han arrojado de nuestra tierra. 7Envía, pues, una persona de tu confianza, para que vaya y vea todos los estragos que aquel nos ha causado a nosotros y a las provincias del rey y castigue a todos sus amigos y partidarios.” Báquides y Alcimo cooperan contra Judas
8En efecto, el rey eligió de entre sus amigos a Báquides, que tenía el gobierno de la otra parte del río, magnate del reino, y de la confianza del rey; y le envió 9a reconocer las vejaciones que había hecho Judas; confirió además el pontificado al impío Alcimo, al cual dio orden de castigar a los hijos de Israel. 10Se pusieron en camino, y entraron con un grande ejército en el país de Judá; y enviaron mensajeros a Judas y a sus hermanos para engañarlos con buenas palabras. 11Pero estos no quisieron fiarse de ellos, viendo que habían venido con un poderoso ejército.Alcimo quebranta el juramento
12 ▼▼12. Escribas se llaman los doctores de la Ley, es decir, los que de una manera especial y exclusiva se dedicaban al estudio de las Sagradas Escrituras y adoctrinaban al pueblo. El primero que llevó este título fue Esdras. Véase Esdras 7, 6 y 11; Nehemías 8, 4.
Sin embargo, el colegio de los escribas pasó a estar con Alcimo y con Báquides para hacerles algunas proposiciones justas. 13 ▼▼13. Sobre los asideos véase 2, 42 y nota.
Al frente de estos hijos de Israel iban los asideos, los cuales les pedían la paz. 14Porque decían: Un sacerdote de la estirpe de Aarón es el que viene a nosotros. No es de creer que nos engañe. 15Y les habló palabras de paz, y les juro, diciendo: “No os haremos daño alguno ni a vosotros ni a vuestros amigos”. 16Dieron ellos crédito a su palabra; pero él hizo prender a sesenta de los mismos, y en un día les hizo quitar la vida; conforme a lo que está escrito: 17 ▼▼17. Es una cita libre del Salmo 78, 2 y 3, en el cual se deplora la suerte de la Ciudad Santa hollada por los gentiles. “Muchos creen que el salmista anunció en aquel salmo proféticamente este hecho de los asideos, y que esto mismo se insinúa también aquí. Judas era entonces como el general de aquella congregación” (Scío).
“Alrededor de Jerusalén arrojaron los cuerpos de tus santos, y su sangre; ni hubo quien les diese sepultura”. 18Con esto, se apoderó de todo el pueblo un grande temor y espanto, y decían: No se encuentra verdad ni justicia en estas gentes; pues han quebrantado el tratado y el juramento que hicieron. Crímenes de Báquides
19Levantó Báquides sus reales de Jerusalén, y fue a acamparse junto a Betceca, desde donde envió a prender a muchos que habían abandonado su partido; haciendo degollar a varios del pueblo, y que los arrojaran en un profundo pozo. 20Encargó después el gobierno del país a Alcimo, dejándole un cuerpo de tropas que le sostuviera; y se volvió Báquides adonde estaba el rey.Judas prevalece contra Alcimo
21Hacía Alcimo todos sus esfuerzos para asegurarse en su pontificado; 22y habiéndose unido a él todos los revoltosos del pueblo, se hicieron dueños de toda la tierra de Judá, y causaron grandes estragos en Israel. 23Viendo Judas todos los males que Alcimo y los suyos hacían a los hijos de Israel, y que eran mucho peores que los causados por los gentiles 24salió a recorrer todo el territorio de la Judea, y castigó a estos desertores; de suerte que no volvieron a hacer más excursiones por el país. 25Mas cuando Alcimo vio que Judas y sus gentes ya prevalecían, y que él no podía resistirles, se volvió a ver al rey, y los acusó de muchos delitos.Entrevista entre Judas y Nicanor
26Entonces el rey envió a Nicanor, uno de sus más ilustres magnates, y enemigo declarado de Israel, con la orden de acabar con este pueblo. 27Pasó Nicanor a Jerusalén con un grande ejército, y envió sus emisarios a Judas y a sus hermanos para engañarlos con palabras de paz, 28diciéndoles: “No haya guerra entre mí y vosotros. Yo pasaré con poca comitiva a veros y tratar de paz”. 29 ▼▼29. Según II Macabeos 14, 24, Nicanor amaba a Judas con un amor sincero. Fueron las intrigas de Alcimo las que causaron la ruptura entre el jefe sirio y el Macabeo.
En efecto, fue Nicanor a ver a Judas; y se saludaron mutuamente como amigos; pero los enemigos estaban prontos para apoderarse de Judas. 30Y llegando Judas a entender que habían venido con mala intención, temió y no quiso volver a verle más. 31 ▼▼31. Cafarsalama; hoy día Der-Sellin, a ocho kilómetros de Jerusalén.
Conoció entonces Nicanor que estaba descubierta su trama; y salió a pelear contra Judas junto a Cafarsalama, 32donde quedaron muertos como unos cinco mil hombres del ejército de Nicanor; y se retiraron a la ciudad de David. Judas derrota el ejército de Nicanor
33 ▼▼33. No nos extrañe que en el Templo se ofrezcan sacrificios por el rey opresor. Véase Jeremías 29, 7. En Baruc 1, 11 los judíos son exhortados a rezar por Nabucodonosor, por ese mismo rey Nabucodonosor de Babilonia que acababa de destruir a Jerusalén. En Esdras 6, 10 se ve que también por el rey Darío de los persas se rezaba en el Templo. De la misma manera los primeros cristianos hacían oraciones por Nerón que los perseguía (véase Tito 3, 1; Romanos 13, 1 ss.). Es que también la autoridad civil viene de Dios, como lo expresa el mismo Señor ante Pilato, su injusto juez: “No tendrías poder alguno sobre mi si no te fuera dado de arriba” (Juan 19, 11).
Después de esto subió Nicanor al monte Sión, y salieron a saludarle pacíficamente algunos sacerdotes del pueblo, y hacerle ver los holocaustos que se ofrecían por el rey. 34Mas él los recibió con desprecio y mofa, los contaminó y les habló con arrogancia, 35y lleno de cólera les juró diciendo: “Si no entregáis en mis manos a Judas y a su ejército, inmediatamente que yo vuelva victorioso, abrasaré esta casa”. Y se marchó sumamente enfurecido. 36 ▼▼36 ss. Sin perjuicio de lo observado en la nota al versículo 33, los sacerdotes imploran con lágrimas la protección divina. Cf. Joel 2, 17.
Entonces los sacerdotes entraron en el Templo a presentarse ante el altar, y llorando dijeron: 37“Señor, Tú elegiste esta Casa a fin de que en ella fuese invocado tu Nombre, y fuese un lugar de oración y de plegarias para tu pueblo. 38Toma venganza de este hombre y su ejército, y perezcan al filo de la espada. Ten presentes sus blasfemias, y no les permitas que subsistan”. 39Habiendo partido Nicanor de Jerusalén, fue a acamparse cerca de Bethorón, y allí se le juntó el ejército de Siria. 40Judas acampó en Adarsa con tres mil hombres, e hizo oración a Dios en estos términos: 41 ▼▼41. Véase IV Reyes 19, 35 y nota; Isaías 37, 36. El recordar a Dios sus beneficios para pedirle otros nuevos, es enseñanza frecuente en la Biblia, y que ha pasado a las oraciones litúrgicas.
“Señor, cuando los enviados del rey Senaquerib blasfemaron contra Ti, vino un Ángel que les mató ciento ochenta y cinco mil hombres. 42Extermina hoy del mismo modo a nuestra vista ese ejército; y sepan todos los demás que Nicanor ha hablado indignamente contra tu Santuario, y júzgale conforme a su maldad.” 43La batalla se dio el día trece del mes de Adar; y quedó derrotado el ejército de Nicanor, siendo él el primero que murió en el combate. 44Viendo los soldados de Nicanor que este había muerto, arrojaron las armas, y echaron a huir. 45Los judíos los siguieron al alcance toda una jornada desde Adacer hasta la entrada de Gazara, y al ir tras de ellos tocaban las trompetas dando señales. 46Con esto salían gentes de todos los pueblos de la Judea situados en las cercanías, y cargando sobre ellos con denuedo, los hacían retroceder; de suerte que fueron todos pasados a cuchillo, sin que escapara ni siquiera uno. Celebración del triunfo
47Se apoderaron en seguida de sus despojos, y cortaron la cabeza a Nicanor, y su mano derecha, la cual había levantado él insolentemente, y las llevaron y colgaron a la vista de Jerusalén. 48Se alegró sobremanera el pueblo, y pasaron aquel día en grande regocijo. 49 ▼▼49. Ese día (el trece de Adar) coincidía con las vísperas de la fiesta de Purim instituida en recuerdo de la liberación de los judíos por Ester (Ester 9, 21. Cf. II Macabeos 15, 37).
Y ordenó que se celebrase todos los años esta fiesta a trece del mes de Adar. 50Y la tierra de Judá quedó en reposo por algún tiempo.
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