2 Maccabees 14
Intrigas de Alcimo contra el Macabeo
1 ▼▼1. Acerca de este Demetrio , véase I Macabeos 7, 1 y nota. Trípoli, puerto situado en la costa siria, al sur de Antioquía.
Mas de allí a tres años Judas y su gente entendieron que Demetrio, hijo de Seleuco, habiendo llegado con muchas naves y un numeroso ejército al puerto de Trípoli, se había apoderado de los puestos más ventajosos, 2y ocupado varios territorios, a despecho de Antíoco y de su general Lisias. 3 ▼▼3 ss. Aprendamos en Alcimo, como en Judas Iscariote y en Caín (Génesis 4, 13) el efecto de la desesperación que viene de ignorar la misericordia sin límites, o rechazarla. El refinamiento de su maldad (versículo 4), sus calumnias y su odio envidioso lo han cegado, privándole de toda esperanza.
Entretanto un cierto Alcimo, que había sido Sumo Sacerdote, y que voluntariamente se había contaminado en los tiempos de la mezcla, considerando que no había ningún remedio para él, y que jamás podría acercarse al altar, 4pasó a ver al rey Demetrio el año ciento cincuenta, presentándole una corona de oro y una palma, y además unos ramos que parecían ser del Templo; y por entonces no le dijo nada. 5Habiendo logrado una buena coyuntura para ejecutar su loco designio, por haberle llamado Demetrio a su consejo, y preguntándole cuál era el sistema y máximas con que se regían los judíos; 6 ▼▼6. Asideos (Hasidim): nombre de los judíos celosos de la Ley. Véase I Macabeos 2, 42 y nota. El nombre significa: los piadosos.
respondió: “Aquellos judíos que se llaman asideos, cuyo caudillo es Judas Macabeo, son los que fomentan la guerra, y mueven las sediciones, y no dejan estar en quietud el reino. 7Yo mismo, despojado de la dignidad hereditaria de mi familia, quiero decir, del Sumo Sacerdocio, me vine aquí; 8primeramente por ser fiel a la causa del rey, y lo segundo para mirar por el bien de mis conciudadanos; pues toda nuestra nación padece grandes vejaciones por causa de la perversidad de aquellos hombres. 9Así que te suplico, oh rey, que informándote por menor de todas estas cosas, mires por nuestra tierra y nación, conforme a tu bondad a todos notoria. 10Porque en tanto que viva Judas, es imposible que haya allí paz.” 11Habiéndose él explicado de esta suerte, todos sus amigos inflamaron también a Demetrio contra Judas, del cual eran enemigos declarados. El rey envía a Nicanor a Judea
12 ▼▼12. Nicanor: Sobre este general, véase 8, 9 ss. Sin embargo, es posible que haya habido dos generales de ese nombre, como supone Crampón.
Así es que al punto envió el rey a la Judea por general a Nicanor, comandante de los elefantes, 13con orden de que capturase vivo a Judas, dispersase sus tropas, y pusiese a Alcimo en posesión del Sumo Sacerdocio del gran Templo. 14Entonces los gentiles que habían huido de Judea por temor de Judas, vinieron a bandadas a juntarse con Nicanor, mirando como prosperidad propia las miserias y calamidades de los judíos. 15 ▼▼15. Para conservarle eternamente: Esto es, las promesas hechas a David (II Reyes 7, 11) y antes a los Patriarcas (Salmo 104, 8 y nota) son recordadas por Israel en medio de tantas persecuciones (versículo 14).
Luego que estos supieron la llegada de Nicanor, y la reunión de los gentiles con él; esparciendo polvo sobre sus cabezas, dirigieron sus plegarias a Aquel que se había formado un pueblo suyo para conservarle eternamente, y, que con evidentes milagros había protegido a esta su herencia. 16 ▼▼16. Desau: localidad desconocida. Tal vez idéntica con Adarsa o Adaza (I Macabeos 7, 40).
E inmediatamente, por orden del comandante, partieron de allí, y fueron a acampar junto al castillo de Desau. 17Había ya Simón, hermano de Judas, venido a las manos con Nicanor; pero se llenó de sobresalto con la repentina llegada de los enemigos. Nicanor hace una alianza con Judas
18Sin embargo, enterado Nicanor del denuedo de las tropas de Judas, y de la grandeza de ánimo con que combatían por su patria, temió fiar su suerte a la decisión de una batalla. 19Y así envió delante a Posidonio, a Teodoto y a Matías para presentar y recibir proposiciones de paz. 20Y habiendo durado largo tiempo las conferencias sobre el asunto, y dando el mismo general parte de ellas al pueblo, todos unánimemente fueron de parecer que se aceptara la paz. 21En virtud de lo cual emplazaron un día para conferenciar entre sí secretamente; a cuyo fin se llevó y puso una silla para cada uno de ellos. 22Esto no obstante, mandó Judas apostar algunos soldados en lugares oportunos, no fuera que los enemigos intentasen de repente hacer alguna tropelía. Pero la conferencia se celebró como debía. 23Por eso Nicanor fijó después su residencia en Jerusalén, sin hacer ninguna vejación a nadie, y despidió aquella multitud de tropas que se le habían juntado. 24Amaba constantemente a Judas con un amor sincero, mostrando una particular inclinación a su persona. 25 ▼▼25. Este rasgo de la vida personal del gran Macabeo se narra solamente en este lugar. Hasta entonces había vivido célibe, consagrándose únicamente a la lucha por la Ley y la libertad de su pueblo.
Le rogó que se casase, y pensase en tener hijos. En efecto, se casó, vivía tranquilo, y los dos se trataban familiarmente. Denuncias de Alcimo
26Mas viendo Alcimo la amistad y buena armonía que reinaba entre ellos, fue a ver a Demetrio, y le dijo que Nicanor favorecía los intereses ajenos, y que tenía destinado por sucesor a Judas, que aspiraba al trono. 27Exasperado e irritado el rey sobremanera con sus atroces calumnias, escribió a Nicanor diciéndole que llevaba muy a mal la amistad que había contraído con el Macabeo, y que le mandaba que luego al punto se lo enviase encadenado a Antioquía. 28Enterado de esto Nicanor, quedó lleno de consternación, y sentía sobremanera tener que violar los tratados hechos con aquel varón, sin haber recibido de él ofensa alguna. 29Mas no pudiendo desobedecer al rey, andaba buscando oportunidad para poner en ejecución la orden recibida.Judas toma precauciones
30Entretanto el Macabeo, observando que Nicanor le trataba con aspereza, y que en las visitas acostumbradas se le mostraba con cierto aire duro e imponente, consideró que aquella aspereza no podía nacer de nada bueno, y reuniendo algunos pocos de los suyos, se ocultó de Nicanor.Blasfemias de Nicanor contra el Templo
31 ▼▼31. Fue al... Templo; después de tener con él un encuentro en Cafarsalama. Véase I Macabeos 7, 31.
Luego que este reconoció que Judas había tenido la destreza de prevenirle, fue al augusto y santísimo Templo, hallándose los sacerdotes ofreciendo los sacrificios acostumbrados, y les mandó que le entregasen al Macabeo. 32Mas como ellos le asegurasen con juramento que no sabían dónde estaba el que él buscaba, Nicanor levantó la mano contra el Templo, 33 ▼▼33. Un templo al padre Baco: Baco era el dios del vino y de la alegría carnal. Su culto se había introducido en Jerusalén en tiempos de Antíoco Epífanes. Cf. 6, 7.
y juró, diciendo: “Si no me entregáis maniatado a Judas, arrasaré este templo de Dios, derribaré este altar, y consagraré aquí un templo al padre Baco”. 34Y dicho esto, se marchó. Los sacerdotes entonces, levantando sus manos al cielo, invocaban a Aquel que había sido siempre el defensor de su nación, y oraban de este modo: 35 ▼▼35. Preciosa observación para librarnos de creer que Dios necesita del culto que le hacemos. Véase Salmo 15, 2 y nota.
“Señor del universo, Tú que de nada necesitas, quisiste tener entre nosotros un Templo para tu morada. 36Conserva oh Santo de los santos, Señor de todas las cosas, conserva ahora y para siempre libre de profanación esta Casa, que hace poco tiempo ha sido purificada.” Racías se da la muerte
37En este tiempo fue acusado a Nicanor uno de los ancianos de Jerusalén, llamado Racías, varón amante de la patria, y de reputación, al cual se daba el nombre de padre de los judíos por el afecto con que los miraba. 38Este ya de mucho tiempo antes, llevaba una vida muy exacta en el judaísmo, pronto a dar su cuerpo y su vida antes que faltar a su observancia. 39Mas queriendo Nicanor manifestar el odio que tenía a los judíos, envió quinientos soldados para que le prendiesen. 40Pues juzgaba que si lograba seducir a este hombre, haría un daño gravísimo a los judíos. 41 ▼▼41 ss. Véase el caso de Eleazar (I Macabeos 6, 46 y nota). Scío trae a este respecto la clara opinión de Francisco de Vitoria, según el cual las notorias virtudes de Racías y el modo con que la Sagrada Escritura presenta toda esta acción muestran que él obró por impulso del Espíritu Santo, por lo cual queda justificado este hecho estupendo y memorable, aunque nadie piense que deba ser imitado. “La verdadera fortaleza es la del anciano Eleázaro, que por la misma causa sufrió la muerte a manos de los gentiles” (Nácar-Colunga). Obsérvese que Racías en el último trance expresa la fe en la inmortalidad (versículo 46), como lo hacía la madre macabea en 7, 22 s.
Pero al tiempo que los soldados hacían sus esfuerzos para entrar en la casa, rompiendo la puerta, y poniéndole fuego, así que estaban ya para prenderle, se hirió con su espada; 42prefiriendo morir noblemente a verse esclavo de los pecadores, y a sufrir ultrajes indignos de su nacimiento. 43Mas como por la precipitación con que se hirió, no fuese mortal la herida, y entrasen ya de tropel los soldados en la casa, corrió animosamente al muro, y se precipitó denodadamente encima de las gentes; 44las cuales retirándose al momento para que no les cayese encima, vino a dar de cabeza contra el suelo. 45Pero como aún respirase, hizo un nuevo esfuerzo, y se volvió a poner de pie; y aunque la sangre le salía a borbollones por sus heridas mortales, pasó corriendo por medio de la gente, 46y subiéndose sobre una roca escarpada, desangrado ya como estaba, agarró con ambas manos sus propias entrañas, y las arrojó sobre las gentes, invocando al Señor del alma y de la vida, a fin de que se las volviese a dar algún día; y de esta manera acabó de vivir.
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