‏ Ezekiel 23

Oholá y Oholibá

1Me llegó la palabra de Yahvé que dijo: 2“Hijo de hombre, había dos mujeres, hijas de una misma madre. 3Fornicaron en Egipto, se prostituyeron en su juventud. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fue estrujado su seno virginal. 4
4. Las dos hermanas y esposas de esta parábola son los dos reinos: Oholá, el de Israel (Samaria), y Oholibá el de Judá (cf. Jeremías capítulo 3). Oholá significa “su tabernáculo”; Oholibá “mi tabernáculo en ella”. Quiere decir que el santuario de Samaria era obra de hombres, en tanto que el de Jerusalén era el verdadero Templo de Dios entre los hombres. Véase Juan 4, 20 ss.; IV Reyes 10, 29 y nota. Sobre los privilegios de Jerusalén, que la hacían más responsable, cf. 16, 2 ss. y nota.
Se llamaba la mayor Oholá, y su hermana Oholibá. Vinieron a ser mías y dieron a luz hijos e hijas. Sus nombres (significan): Oholá: Samaria, y Oholibá: Jerusalén.

Oholá, figura de Samaria

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5 ss. Alusión a los pactos del reino de Israel con los vecinos, que fueron ocasión de idolatría (IV Reyes 15, 19; 17, 3; Oseas 5, 13; 7, 11; 12, 1).
Oholá me fue infiel y se enloqueció por sus amantes, los asirios, vecinos suyos,
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6. Los caballos, no eran, como hoy, cosa corriente, sino más que todo, instrumento de guerra (Éxodo 15, 19; I Reyes 13, 5; Oseas 1, 7, etc.), de rápida comunicación o correo (IV Reyes 9, 19; Ester 8, 10), y aun de caza (cf. la magnífica descripción de Job 39, 18 ss.). Recordemos que el Rey Jesús, en el día de su triunfo, montó un asnillo (Mateo 21, 5; Zacarías 9, 9), pero destruirá los carros de guerra (Zacarías 9, 10).
que iban vestidos de púrpura: gobernadores y magistrados, jóvenes muy amables todos ellos, caballeros que montaban caballos.
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7. Bien se comprende que no hubiese peor desprecio para Dios que el ver a su pueblo, a quien Él colmó de tan admirables privilegios, emular las bellotas mundanas de los paganos, y poner su ideal en ser como ellos (cf. Salmo 147, 8 s. y nota). De ahí que se valga de ellos mismos para humillar a Israel (versículo 9 s. y 22 ss.).
Y fornicó con ellos, con todos estos hijos escogidos de Asiria, y se contaminó con los ídolos de todos aquellos que amaba.
8Y no abandonó sus fornicaciones con Egipto; porque (allí) se habían acostado con ella en su juventud, deshonrando su seno virginal y derramando sobre ella su fornicación. 9Por eso la entregué en poder de sus amantes, en poder de los hijos de Asiria, de quienes estaba enamorada. 10
10. Samaria y todo el reino de Israel cayeron en 722 en las manos de los asirios. Vino a ser famosa Samaria y sus hijas (ciudades) obtuvieron fama por el castigo que les fue aplicado.
Estos descubrieron su desnudez, le quitaron sus hijos y sus hijas y la mataron a espada. Así vino a ser famosa entre las mujeres por el juicio ejecutado en ella.

Oholibá, figura de Judá

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11 ss. También el reino de Judá se alejó de su Esposo, y más gravemente aún, acercándose a los asirios y sus ídolos (IV Reyes 16, 7 ss.; Isaías 7; IV Reyes 21). Sobre este adulterio de Judá trata con notable amplitud el capítulo 16, como un hondo lamento del Esposo ofendido. Véase también Oseas capítulos 1- 4.
Aunque vio esto su hermana Oholibá, superó a la primera en su corrupción, y sus fornicaciones fueron peores que las fornicaciones de su hermana.
12Se enamoró locamente de los hijos de Asiria, gobernadores y magistrados, sus vecinos vestidos lujosamente, caballeros que montaban caballos, jóvenes muy amables todos ellos. 13Y vi cómo también ella se contaminaba y cómo ambas seguían el mismo camino. 14
14. Los caldeos (babilonios) son los sucesores del reino de Asiria, cuya capital, Nínive, conquistaron en 612 a. C. para destruirla definitivamente después de algunos años (véase la profecía de Nahúm). Poco después la influencia política y religiosa de Babilonia se hizo notable en el reino de Judá, cuya impudicia, según el profeta, se inclinará ahora a los nuevos vecinos. Hombres dibujados en la pared: Alusión a los relieves babilónicos y a las letras cuneiformes que cubrían las paredes de los templos y palacios. ¡Hasta un caldeo pintado era objeto de veneración!
Pero intensificó todavía sus fornicaciones. Cuando vio hombres dibujados en la pared, figuras de caldeos, pintados en color rojo,
15ceñidos sus lomos de cinturones, con amplios turbantes en sus cabezas, que todos parecían grandes señores —y no eran más que representaciones de los hijos de Babilonia, y la tierra de su nacimiento era Caldea— 16se enamoró de ellos, apenas los vieron sus ojos y les envió mensajeros a Caldea.

17Se llegaron a ella los babilonios, a su lecho de amores, y la contaminaron con su fornicación. Pero cuando se había contaminado con ellos, su alma tuvo asco de ellos. 18Cuando ella (así) manifestó sus fornicaciones y descubrió su desnudez, Yo tuve asco de ella, como me había asqueado de su hermana. 19Pero ella multiplicó sus fornicaciones, recordando los días de su mocedad, cuando se prostituía en la tierra de Egipto. 20
20. En Jeremías 5, 8 vemos expresiones análogas contra los judíos de Judá; y en Tobías 6, 17 se señala, con igual semejanza, a los cónyuges “sobre los cuales tiene poder el demonio”.
Se enamoró de sus concubinarios, cuya carne es como carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos.
21Y volviste a la lascivia de tu mocedad, cuando los egipcios deshonraron tu seno, a causa de tus pechos juveniles.

El castigo de Judá

22Por tanto, oh Oholibá, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que instigaré contra ti a tus amantes, de los cuales tiene asco tu alma y los haré venir sobre ti por todos lados, 23
23. Los de Pecod, Schoa y Coa: pueblos que vivían al noroeste de Babilonia. La Vulgata vierte: nobles, señores y príncipes.
los hijos de Babilonia y todos los caldeos, los de Pecod, Schoa y Coa, y con ellos todos los hijos de Asiria, mancebos muy amables, gobernadores y magistrados todos, príncipes y hombres famosos, todos a caballo.
24Vendrán contra ti con armas, con carros y ruedas y con muchedumbre de pueblos. Por todas partes se dirigirán contra ti escudos, y paveses, y yelmos, y Yo les encargaré el juicio, y ellos te juzgarán según sus leyes. 25
25. Una vez más vemos aquí el motivo de la indignación del Dios de amor: los celos. Cf. Deuteronomio 4, 24; Cantar de los Cantares 8, 6 y nota.
Descargaré sobre ti mis celos y te tratarán con furor; te cortarán la nariz y las orejas, y lo que queda de ti caerá al filo de la espada. Se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y tus restos serán consumidos por el fuego.
26Te despojarán de tus vestidos y te quitarán tus hermosos adornos. 27Y haré que cese tu lascivia y tu fornicación con la tierra de Egipto. No alzarás más tus ojos a ellos ni te acordarás más de Egipto.

28Porque así dice Yahvé, el Señor: He aquí que te entregaré en poder de los que tú aborreces, en poder de quienes tiene asco tu alma. 29Te tratarán con odio te quitarán todo el fruto de tu trabajo y te dejarán desnuda y sin vestido. Se hará patente la infamia de tus prostituciones, de tu lascivia y de tus fornicaciones. 30Así te tratarán porque has fornicado con las naciones y por haberte contaminado con sus ídolos. 31
31 s. La misma suerte que su hermana Samaria (cf. Isaías 7, 17 ss.) tuvo Jerusalén, saqueada igualmente y llevada cautiva a Babilonia. Sobre el cáliz de la ira, cf. Jeremías 25, 15 y las siete copas del Apocalipsis 16.
Por haber seguido el camino de tu hermana, por eso pondré su cáliz en tu mano.

32Así dice Yahvé, el Señor:

Beberás el cáliz de tu hermana,

cáliz hondo y ancho;

y serás objeto de burla y escarnio;

(el cáliz) es de gran capacidad.

33Te llenarás de embriaguez y dolor;

pues, copa de horror y de espanto

es la copa de tu hermana Samaria.

34La beberás y la apurarás;

morderás hasta los fragmentos de ella

y te despedazarás los pechos,

pues Yo he hablado”,

dice el Señor, Yahvé.

35Por eso así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto me has olvidado y me has echado detrás de tus espaldas, lleva también tú (el castigo de) tu lascivia y tus fornicaciones.

Abominaciones de las dos hermanas

36Me dijo Yahvé: “Hijo de hombre. ¿No quieres juzgar a Oholá y a Oholibá? ¿No quieres manifestar sus abominaciones? 37
37. Que les sirvieran de pasto: El profeta habla de los niños quemados en honor de Moloc, que tenía un santuario en el valle de Hinnom, situado al lado sur de Jerusalén. Véase versículo 39; 16, 36; Levítico 18, 21; IV Reyes 16, 3.
Pues han cometido adulterio, y hay sangre en sus manos. Adulteraron con sus ídolos, y a sus hijos que habían dado a luz para Mí los pasaron (por el fuego) para que les sirvieran de pasto.
38Todavía más han hecho conmigo: Contaminaron mi Santuario en el día aquel y profanaron mis sábados. 39
39 s. Vemos que, tanto por la costumbre del maquillaje (versículo 40) cuanto por la hipocresía de quienes frecuentando el Templo, sacrifican la vida de los hijos que Dios les manda, este pasaje sigue siendo muy oportuno en los tiempos actuales.
Después de inmolar sus hijos a sus ídolos, venían el mismo día a mi santuario para profanarlo. ¡Esto han hecho en medio de mi Casa!
40Y más aún; ellas hicieron venir hombres de lejos, a los que llamaron por medio de embajadores. Vinieron y tú te lavaste para ellos, te pintaste los ojos y te adornaste de tus galas. 41Te sentaste sobre un estrado magnífico, delante del cual estaba una mesa aderezada, y sobre ella habías puesto mi incienso y mi óleo. 42
42. Son alusiones a los pactos que los dos reinos hicieron con los vecinos paganos. El texto ofrece dificultades y la versión es problemática. Para dar una idea de las finezas de la crítica del texto, ponemos aquí la nota de la Biblia de Bonn, que encontramos en Bover-Cantera. La nota dice: “Los bebedores del desierto” (lección del K, igualmente dudosa que el Q, “los sabeos del desierto”) serían las tribus árabes. V. traduce: “...y a aquellos varones que entre la multitud eran conducidos y venían del desierto, pusieron ellas...” Otros corrigen H: “y se oía allí el estrépito de los que cantaban. Ellos, a su vez, portaban mirra y bálsamo, traídos de Sabá, del desierto, y colocaron brazaletes...” Otros, de diverso modo y haciendo en el versículo diversas mutilaciones, por ejemplo, “y el ruido del tumulto fue oído por ellos a causa de la multitud de los hombres que habían venido del desierto...” Agregamos que entre los exégetas, K significa Ketib; Q, Queré; V. Vulgata; H, texto hebreo Ketib es la lección que trae el texto hebreo masorético y Queré se llama la corrección que los masoretas pusieron en el margen.
Y se oyó la algazara de mucha gente que se alegraba. A los hombres del común del pueblo se habían asociado los bebedores del desierto, que pusieron brazaletes sobre las manos de las (dos) y hermosas coronas sobre sus cabezas.
43Entonces dije respecto de aquella envejecida en adulterios: ¿Todavía continuará ella en sus prostituciones? 44Y se llegaron a ella; como se llega a una ramera. Así iban a Oholá y a Oholibá, mujeres lascivas. 45
45. Hombres justos son llamados los caldeos en cuanto ejecutan los designios del Señor, castigando a Israel, como lo harán más tarde con los gentiles (cf. 26, 7; 30, 10, etc.).
Pero hombres justos las juzgaran como se juzga a las adúlteras, como son juzgadas las mujeres que derraman sangre; pues adúlteras son y hay sangre en sus manos.

46Porque así dice Yahvé, el Señor: Convocaré contra ellas una multitud y las entregaré al maltrato y al saqueo. 47La multitud las apedreará y las hará pedazos con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas y a sus casas prenderán fuego. 48Asi acabaré con la lascivia en el país, y todas las mujeres escarmentarán, de modo que no imitarán vuestra lascivia. 49Se os castigará por vuestra infamia, y llevaréis los pecados de vuestra idolatría; y conoceréis que Yo soy Yahvé, el Señor.
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