Genesis 32
Temores de Jacob
1Prosiguió Jacob su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2 ▼▼2. El nombre de la ciudad de Mahanaim (campamentos) recuerda el dicho de Jacob: “Este es el campamento de Dios”, lo que quiere decir: aquí se halla el ejército de los ángeles de Dios que van a luchar en mi favor y me procurarán la victoria sobre mis enemigos. La ciudad está situada en Transjordania, en los confines de Gad y Manasés, al norte del río Yaboc y a no grande distancia del río, y además no muy adentro den la montaña, y por consiguiente no muy lejos del Jordán (Fernández).
Al verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y llamó a aquel lugar Mahanaim. 3 ▼▼3. Seír: región entre el extremo sur de Palestina y el golfo de Akaba (Mar Rojo), idéntica en gran parte con el país de Edom o Idumea.
Luego envió Jacob mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, al país de Seír, a las campiñas de Edom, 4 ▼▼4. Nótese la humildad de Jacob, que da a su hermano el título de señor, como si fuese súbdito del mismo. Obraba así por el miedo que lo tenía aplastado, pues sabía que sería difícil aplacarlo.
y les dio esta orden: “Así diréis a mi señor Esaú: Esto dice tu siervo Jacob: He estado con Labán donde me detuve como huésped hasta hoy. 5Tengo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora envío mensaje a mi señor, para hallar gracia a tus ojos.” 6Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: “Hemos ido a tu hermano Esaú, y él viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.” 7Se atemorizó entonces Jacob en gran manera, y lleno de angustia dividió la gente que tenía, incluso las ovejas, el ganado mayor y los camellos, en dos campamentos; 8pues se decía: “Si viene Esaú a uno de los dos campamentos y lo destroza, se salvará el campamento restante.” 9Y oró Jacob: “Oh Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra y al país de tu nacimiento, que Yo te haré bien, 10¡qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la fidelidad de que has hecho objeto a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán, y ahora he venido a formar dos campamentos. 11 ▼▼11. El miedo en un personaje de la importancia del patriarca Jacob, este miedo casi infantil, que él mismo confiesa con filial sencillez en su oración, nos muestra cuánto debemos apartarnos del estoicismo pagano, que confía en la propia suficiencia y presenta el orgullo con apariencia de virtud. El que es pequeño, ese venga a mí, dice Dios (Proverbios 9, 4), y Jesús enseña que el que no se vuelve sencillo como un niño no entra en el cielo (Mateo 18, 3), en tanto que el más pequeño será el primero en el Reino (ibíd. 4). Tal es la doctrina de la infancia espiritual, que Santa Teresa del Niño Jesús expuso con el nombre de caminito de confianza y de amor, y al que el Papa Benedicto XV llamó el secreto de la santidad.
Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú; porque le temo, no sea que venga y me destruya a mí y a las madres con los hijos. 12 ▼▼12. Tú mismo dijiste: Véase 28, 14 s. y nota.
Tú mismo dijiste: Yo te colmaré de bienes y haré tu descendencia como las arenas del mar, que a causa de su muchedumbre no pueden contarse.” Jacob aplaca a su hermano Esaú
13Habiendo pasado allí aquella noche, tomó Jacob de lo que tenía a mano para hacer un presente a Esaú, su hermano: 14doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta camellas criando con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos. 16Los entregó a sus siervos, cada rebaño aparte, y dijo a sus siervos: “Id delante de mí, dejando un espacio entre rebaño y rebaño.” 17Y dio al primero esta orden: “Cuando te encontrare Esaú, mi hermano, y te preguntare: ¿De quién eres, y adónde vas, y de quién es lo (que marcha) delante de ti?, 18dirás: De tu siervo Jacob; es un presente, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él mismo viene detrás de nosotros.” 19Y también al segundo, como asimismo al tercero, y a todos los que iban tras los rebaños, mandó: “En estos términos hablaréis a Esaú cuando lo encontrareis.” 20Y diréis también: “He aquí, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Porque se decía: Aplacaré su ira con el presente que va delante de mí; después veré su rostro; quizá me sea propicio. 21Pasó, pues el presente delante de él; mas él se quedó aquella noche en el campamento.La lucha con el Ángel
22 ▼▼22. El Yaboc, río de Galaad (Transjordania) y tributario del Jordán.
Aquella noche se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, para pasar el vado del Yaboc. 23Los tomó, y los hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía. 24 ▼▼24. El que luchaba con el patriarca, pero sin emplear toda su fuerza, era el Ángel del Señor que representaba a Dios mismo, como se desprende de los versículos siguientes y de Oseas 12, 4 ss.
Así se quedó Jacob solo, y luchó con él un hombre hasta rayar el alba. 25 ▼▼25. En esta lucha se ve el verdadero valor de Jacob, quien se declaraba miedoso, pero por la fuerza de la oración se convirtió en vencedor. Strack llama a este episodio “la lucha de oración de Jacob”, “la oración dramatizada”. Toda oración es una lucha del hombre con Dios, en la cual el que reza bien vence a Dios. Compárese las palabras de Jacob: “No te dejaré ir si no me bendices” (v. 26), con las de Dios a Moisés en Éxodo 32, 10: “Déjame, para que se encienda mi furor”; es decir, no te interpongas con tus súplicas, para que no me vea obligado a atenderlas.
Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación del muslo de Jacob mientras luchaba con él. 26Por lo cual dijo: “Déjame que ya raya el alba.” Mas (Jacob) contestó: “No te dejaré ir si no me bendices.” 27Le preguntó él: “¿Cuál es tu nombre?”, y respondió: “Jacob.” 28 ▼▼28. Jacob se llamará en adelante Israel que significa “Combatiente de Dios”, o “Combatiente con Dios”; nombre que le dio el Ángel del Señor con quien luchó en la noche antes de encontrarse con su hermano, siendo más tarde confirmado por el mismo Señor (Génesis 35, 10). El cambio de nombre es señal de una nueva misión, porque los hombres de entonces no llevaban sus nombres como etiqueta sino como expresión de su ser. El nombre y su portador era, por decirlo así, una unidad ontológica, y no solamente una combinación casual, como hoy. Cf. al respecto el cambio de nombre de Abrahán en Génesis 17, 5. No se sabe exactamente cuál fue el sentido de la lucha de Jacob con el ángel. El patriarca se hallaba en grandes angustias, y lo que buscaba su alma era ayuda y consuelo en Dios. Así parece explicarlo el profeta Oseas: “Con su fortaleza Jacob luchó con el ángel y prevaleció sobre él y le venció; y con lágrimas se encomendó a él” (Oseas 12, 3 s.); por lo cual no necesitamos recurrir a las “pesadillas” de los racionalistas para explicar este pasaje. “El que considere con atención y una los datos con que la Biblia presenta a Jacob, antes y después de su lucha con Dios, encontrará un cambio sensible: antes era el realizador tortuoso y trabajado, después es el triunfador inconcuso y benigno” (Ricciotti, Historia de Israel, número 147).
Le dijo entonces: “En adelante no te llamarás más Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con hombres, y has prevalecido.” 29Preguntole Jacob, diciendo: “Dime, por favor, tu nombre.” Mas él contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Y le bendijo allí. 30 ▼▼30. Mirar a Dios y no morir por espanto parecía a Jacob un milagro. Era creencia común que el hombre mortal no pudiera ver a Dios sin morir en el mismo instante. Cf. 16, 13 y nota. “Fanuel” significa: Dios se apareció. Hallábase al sur de Mahanaim, entre este lugar y Sucot (cf. 33, 17).
Jacob dio a aquel lugar el nombre de Fanuel, porque (dijo): “He visto a Dios cara a cara, y ha quedado a salvo mi vida.” 31Apenas había pasado de Fanuel cuando salió el sol; e iba cojeando del muslo. 32 ▼▼32. No comen el nervio ciático: Se refiere a los animales.
Por tanto, los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio ciático, que está en la articulación del muslo, por haber sido tocada la articulación del muslo de Jacob en el nervio ciático.
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