‏ Jeremiah 30

Restauración de Israel

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1. Los capítulos 30 a 33 son la cumbre de las profecías de Jeremías. El profeta emplea aquí todos los recursos poéticos para pintar la gloriosa restauración de Israel y el esplendor de la nueva alianza que Dios hará con su pueblo. En cuanto al orden cronológico de los cuatro capítulos hay diversas opiniones. Se cree en general que el 32 es el primero, el 33 el segundo, el 30 el tercero, y el 31 el cuarto.
Fue dirigida a Jeremías la palabra de Yahvé, que decía:
2“Así habla Yahvé, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho. 3
3. Israel y Judá, es decir, toda la descendencia de Jacob, no solamente las dos tribus del reino de Judá que existían en tiempo de Jeremías. “En esos tiempos dichosos los dos reinos de Israel y Judá formarán uno solo, como en el origen” (Fillion). El P. Páramo pone aquí la siguiente nota: “El profeta parece que habla principalmente de la libertad completa en que será puesto el pueblo de Israel cuando todo entero reconocerá al Mesías y entrará en su Iglesia por la fe; porque tan solo una pequeña parte de la nación fue la que se convirtió en tiempo del Mesías. Tal vez por esto se añade en el versículo 24 que las cosas que aquí se dicen serán entendidas “al fin de los tiempos”. Es de notarse con San Jerónimo, que profetizaban las mismas cosas Jeremías en Jerusalén y Ezequiel en Babilonia. Véase Ezequiel 37, 24.
Porque he aquí que vendrán días, dice Yahvé, en que trocaré el cautiverio de mi pueblo, Israel y Judá, dice Yahvé, y los haré regresar al país que di a sus padres y lo poseerán.”
4Y estas son las palabras que Yahvé dirige a Israel y a Judá:

5“Así dice Yahvé:

Hemos oído voces de terror,

de espanto, y no de paz.

6
6. Locución metafórica que expresa la intensidad del dolor.
Preguntad y ved si dan a luz los varones.

¿Cómo es que veo a todos los varones

con las manos sobre sus lomos, como parturientas?

¿Y por qué se han vuelto pálidos todos los rostros?

7
7. Este trágico augurio se dirige a las doce tribus (versículo 4; 3, 18), no pudiendo por tanto referirse a los cautivos de Babilonia que eran solo Judá y Benjamín. Parece aludir a la última prueba del pueblo escogido, previa a la restauración del versículo 3. Cf. Ezequiel 22, 19 ss.; capítulo 38 s.; Sofonías 2, 1 s.; 3, 11 ss.; Zacarías 13, 8 s.; Romanos 9, 27; 11, 26; Lucas 21, 24; Salmo 101, 21 y notas.
¡Ay! porque grande es aquel día,

no hay otro que le sea igual.

Es el tiempo de angustia para Jacob;

mas será librado de ella.

8En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, quebraré el yugo del (enemigo) sobre tu cerviz, y romperé tus coyundas. No lo sojuzgarán más los extranjeros, 9
9. David había muerto ya hacía cuatro siglos. El profeta mira al vástago de David, el Mesías. Véase 23, 5; Ezequiel 34, 23; 37, 24; Oseas 3, 4; pasajes en que el Mesías lleva el nombre de David. Cf. Lucas 1, 32 s.; Hechos de los Apóstoles 3, 21 y 22 y notas. “Al convertirse toda la nación judía a la fe, entonces se verificará la reunión de todas las tribus en el reino de Jesucristo” (Páramo).
pues servirá a Yahvé su Dios, y a David su rey, que Yo les suscitaré.

10Y tú, siervo mío Jacob,

no temas, dice Yahvé,

ni te amedrentes, oh Israel,

que Yo te sacaré de una tierra lejana,

y a tus hijos del país de su cautiverio.

Jacob volverá, y vivirá quieto y tranquilo,

sin que nadie lo espante.

11Porque Yo estoy contigo, dice Yahvé,

para librarte;

acabaré con todas las naciones

donde te he dispersado.

A ti, empero no te exterminaré,

aunque te castigaré con equidad

y no te dejaré del todo impune.

Promesa de la salud

12
12. La ruina del reino de Judá es irreparable para los hombres; no obstante ello, el Señor compadecido de su pueblo lo curará (versículo 16 ss.).
Porque así dice Yahvé:

Tu llaga es incurable,

y sin remedio tu herida.

13
13. No hay medicamentos para curarte: “Esto es, la ceguedad y dureza del pueblo judaico en no querer reconocer al Mesías, es de suyo incurable; se necesita un milagro de la gracia, el cual obrará Dios en su tiempo. Ver Romanos 11” (P. Réboli). Cf. Isaías 42, 16; 43, 23 ss.; 63, 5 y notas; Lamentaciones 5, 21 y nota. Cf. Lucas 1, 54.
No hay quien tome tu causa

para (vendar) tu herida;

no hay medicamentos para curarte.

14Todos tus amantes te han olvidado,

no preguntan ya por ti,

porque yo te he herido

como hiere un enemigo,

con pena cruel,

en castigo de tus muchas iniquidades,

pues son graves tus pecados.

15¿Por qué gritas a causa de tu quebranto?

Es incurable tu mal;

por la muchedumbre de tus iniquidades,

y por la gravedad de tus pecados,

te he hecho esto.

16Mas cuantos te devoran serán devorados,

y todos tus opresores serán llevados cautivos;

los que te despojan serán despojados,

y todos los que te saquean serán saqueados.

17Pues yo cicatrizaré tu llaga

y curaré tus heridas, dice Yahvé;

porque te han llamado la «Desechada»;

«esta es aquella Sión, por la cual nadie ya pregunta».

18
18. La ciudad: en sentido estricto Jerusalén; en sentido más amplio, todas las ciudades de Judá.
Así dice Yahvé:

He aquí que restableceré los tabernáculos de Jacob,

y tendré compasión de sus moradas;

la ciudad será reedificada sobre su monte,

y el palacio se levantará en su lugar antiguo.

19De allí saldrán alabanzas y voces de júbilo,

los multiplicaré para que no sean pocos,

y los honraré para que no sean despreciados.

20Serán sus hijos como al principio,

su congregación tendrá estabilidad ante Mí;

y castigaré a todos sus opresores.

21
21. Su príncipe, a quien aquí se hace referencia, es evidentemente Jesucristo. Cf. versículo 9 y nota.
De ella procederá su príncipe,

y de en medio de ella saldrá su dominador;

Yo le haré venir, y él se acercará a Mí;

pues ¿quién es el que osaría acercarse a Mí?,

dice Yahvé.

22
22. Véase 24, 7; 31, 33; 32, 38; Éxodo 19, 5 s.; Levítico 26, 12; Ezequiel 11, 20.
Y vosotros seréis mi pueblo,

y Yo seré vuestro Dios.

23He aquí que se desata el torbellino de Yahvé,

torbellino furioso que se precipita

y descarga sobre la cabeza de los impíos.

24
24. Al fin de los tiempos: Cf. las notas al versículo 3; 23, 20; Isaías 60, 22; II Tesalonicenses 2, 7. Scío pone aquí esta nota: “Cuando venga el Mesías, y más cumplidamente en el fin del mundo, la experiencia misma y los hechos os harán creer que es verdad cuanto os he dicho, y penetraréis todo el sentido.”
No cesará el ardor de la ira de Yahvé

hasta realizar y cumplir

los designios de su corazón.

Al fin de los tiempos entenderéis esto.
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