‏ Joshua 9

Los gabaonitas

1Todos los reyes de la otra parte del Jordán, los de la montaña y los de la Sefelá y los que vivían en toda la costa del Mar Grande hasta el Líbano, el heteo, el amorreo, el cananeo, el fereceo, el heveo y el jebuseo, al oír estas cosas. 2se juntaron todos de común acuerdo para hacer la guerra contra Josué y contra Israel.

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3 ss. Gabaón, ciudad situada a unos 10 km. al Noroeste de Jerusalén y a 40 al Oeste de Gálgala. Sus habitantes eran heveos (11, 19) o amorreos (II Reyes 21, 2). Hoy día la localidad se llama Ed-Dschib. Los gabaonitas fingían haber hecho un viaje extraordinariamente largo y venir de una región muy lejana. En esto consiste su engaño.
También los habitantes de Gabaón supieron lo que hizo Josué a Jericó y Hai;
4y ellos, por su parte, se valieron de una estratagema. Se pusieron en camino, con provisiones para el viaje, llevando sobre sus asnos costales gastados y pellejos de vino, viejos, rotos y recosidos. 5Sobre sus pies tenían puestos zapatos viejos y remendados y sobre su cuerpo vestidos muy usados; y todo el pan de su provisión era pan seco y hecho migajas. 6Llegaron a Josué, al campamento de Gálgala, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: “Venimos de una tierra lejana; haced alianza con nosotros.” 7
7. Véase Éxodo 23, 23; 33, 2; Deuteronomio 7, 1.
Los hombres de Israel respondieron a los heveos: “Quizás vosotros habitéis en medio de nosotros; ¿cómo podemos, pues, hacer alianza con vosotros?”
8Ellos respondieron a Josué: “Siervos tuyos somos.” Les preguntó Josué: “¿Quiénes sois y de dónde venís?” 9
9. Por la fama de Yahvé: Con esto los gabaonitas dan a conocer que tienen conocimiento del verdadero Dios y que están dispuestos a incorporarse al pueblo de Dios, como en realidad lo hicieron (versículo 26; II Reyes 21, 2).
Le respondieron: “Tus siervos vienen de una tierra muy lejana (atraídos) por la fama de Yahvé, tu Dios. Pues oímos su fama y todo lo que obró en Egipto,
10y cuanto hizo a los dos reyes de los amorreos que había al otro lado del Jordán, Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot. 11Por eso nos hablaron nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra, y dijeron: Tomad en vuestras manos provisiones para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidle: Somos siervos vuestros; haced, pues, ahora alianza con nosotros. 12Ved nuestro pan: estaba caliente cuando lo tomamos como provisión en nuestras casas el día en que salimos para venir a vosotros; mas ahora, ved cómo es duro y hecho migajas; 13y estos cueros de vino que eran nuevos cuando los llenamos, ved cómo ahora están rotos; también estos nuestros vestidos y nuestro calzado están ya gastados a causa de tan largo viaje.”

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14. No consultaron: Cf. el ejemplo de David en I Reyes 23, 11; 30, 8; II Reyes 2, 1; 5, 19.
Los hombres (de Israel) tomaron de sus provisiones, pero no consultaron la boca de Yahvé,
15de modo que Josué hizo paz con ellos, y concertó con ellos una alianza, que les concedía la vida; y les juraron los príncipes del pueblo.

16Mas al cabo de tres días después de haber pactado con ellos supieron que eran vecinos suyos, y que habitaban en medio de ellos. 17
17. Las ciudades de que aquí se hace mención están todas al Norte y Noroeste de Jerusalén.
Partieron los hijos de Israel, y al día tercero llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafirá, Beerot y Kiryatyearim.
18Mas los hijos de Israel no les dieron muerte porque los príncipes del pueblo les habían jurado por Yahvé, el Dios de Israel, aunque todo el pueblo murmuró contra los príncipes. 19Entonces los príncipes todos dijeron a todo el pueblo: “Nosotros les hemos jurado por Yahvé, el Dios de Israel; por eso ahora no podemos tocarlos. 20Haremos con ellos esto: les concederemos la vida; para que no venga sobre nosotros la ira (de Dios) a causa del juramento que les hemos prestado.” 21
21. Por el juramento que habían prestado los israelitas ya no podían exterminarlos, por lo cual los degradaron al oficio más humilde de todos: cortar la leña y acarrear el agua para el Tabernáculo. De esta manera fue resuelto el dilema y a la vez sellada la total sumisión de los gabaonitas y su conversión a la religión de Israel. Saúl, llevado por un falso celo quebrantó el juramento que los israelitas habían hecho a los gabaonitas y mandó exterminarlos, lo cual fue motivo de la ira de Dios y trajo grandes calamidades sobre la casa de Saúl. Cf. II Reyes capítulo 21.
Dijeron respecto de ellos los príncipes: “Que vivan.” Y fueron constituidos leñadores y aguadores para todo el pueblo como les habían dicho los príncipes.

22Luego Josué los llamó y les habló así: “¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: Vivimos muy lejos de vosotros, siendo así que habitáis en medio de nosotros? 23
23. Cf. Deuteronomio 29, 11. Véase versículo 27.
Ahora, pues, malditos sois; y ninguno de vosotros dejará de ser siervo, sea como leñador, sea como aguador para la Casa de mi Dios.”
24Respondieron ellos a Josué, diciendo: “Es que llegó a tus siervos la noticia de la orden dada por Yahvé a Moisés de entregaros todo el país y de destruir a todos sus habitantes delante de vosotros; y temiendo de vuestra parte mucho por nuestras vidas hemos hecho esto. 25Ahora, henos aquí en tu mano; haz con nosotros como te parezca bueno y recto hacer con nosotros.” 26Y él hizo así con ellos y los libró de la mano de los hijos de Israel, de modo que no los mataron. 27Josué los constituyó en aquel día leñadores y aguadores hasta el día de hoy, para el pueblo y para el altar de Yahvé en el lugar que Él escogiere.
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