Sirach 28
Debemos olvidar las injurias
1 ▼▼1. Doctrina fundamental. “Mía es la venganza y Yo les daré el pago a su tiempo”, dice el Señor en Deuteronomio 32, 35. Cf. 8, 6; 10, 6; 19, 28; Mateo 6, 14; 7, 2; Marcos 11, 25; Romanos 12, 19; I Tesalonicenses 5, 15; I Pedro 3, 9. Es Él quien vengará terriblemente a sus amigos oprimidos. Véase Salmo 65, 5; 108, 1 y notas.
El que quiere vengarse, experimentará la venganza del Señor; el cual tendrá exacta cuenta de sus pecados. 2 ▼▼2 s. Verdadero y elocuentísimo anticipo de la quinta petición del Padrenuestro. “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si guardamos rencor, pronunciamos nuestra condenación en la oración dominical que recitamos todos los días. “Nadie que tenga enemistades sea tan audaz para acercarse a Dios y orar” (San Crisóstomo). “El que ejerce la caridad tiene a Dios dentro de sí mismo, pero el que odia, tiene al demonio” (San Basilio). “Aguarda un juicio sin misericordia al que no usó de misericordia; la misericordia se ufana contra el juicio” (Santiago 2, 13).
Perdona a tu prójimo cuando te agravia, y así cuando tú implores el perdón, te serán perdonados los pecados. 3Un hombre conserva encono contra otro hombre, ¿y pide a Dios la salud? 4No usa de misericordia con otro hombre como él, ¿y pide perdón de sus pecados? 5Siendo él carne conserva el enojo, ¿y pide a Dios reconciliación? ¿Quién se la alcanzará por sus pecados? 6 ▼▼6. Véase 7, 40 y nota.
Acuérdate de las postrimerías, y déjate de enemistades; 7 ▼▼7. El texto griego dice: Acuérdate de la corrupción, y de la muerte y observa los mandamientos.
pues la corrupción y la muerte están intimadas en sus mandamientos. 8Acuérdate de temer a Dios, y no estés airado con tu prójimo. 9 ▼▼9. No hagas caso: Esto es, no lo consideres, no pongas tu vista en ello, para no caer en la tentación de juzgar al prójimo. “No juzguéis para no ser juzgados; no condenéis para no ser condenados; perdonad para ser perdonados” (Lucas 6, 37). El P. Joüon traduce esto último diciendo: “Absolved y seréis absueltos” lo cual va más lejos que perdonar los agravios propios, y abarca todas las culpas ajenas. San Pablo lo confirma en Romanos 14, 4-13.
Ten presente la ley del Altísimo, y no hagas caso del yerro del prójimo. ¡Sé pacífico!
10Abstente de litigios, y te ahorrarás pecados; 11porque el hombre iracundo enciende querellas, y el pecador suscita discordias entre los amigos, y siembra enemistades en medio de los que viven en paz. 12Porque según la, leña del bosque es el incendio, según el poder del hombre es su enojo, y según sus riquezas crece su cólera. 13Como la reyerta precipitada enciende el fuego, y la querella temeraria derrama sangre, de igual modo la lengua amenazadora acarrea la muerte. 14 ▼▼14. ¡Admirable sentencia! La misma boca puede atizar el litigio o pacificarlo. Jesús llama bienaventurados a los pacíficos, que son los que siembran la paz (Mateo 5, 9).
Si soplares en una chispa, se encenderá de ella fuego, y si escupieres sobre ella se apagará. Lo uno y lo otro sale de la boca. La lengua murmuradora
15El murmurador y el de dos lenguas es maldito, porque mete confusión entre muchos que vivían en paz. 16La lengua de un tercero ha alborotado a muchos, y los ha dispersado de un pueblo a otro. 17Arruinó ciudades fuertes y ricas, y destruyó desde los cimientos los palacios de los magnates. 18Aniquiló las fuerzas de los pueblos, y disipó gentes valerosas. 19 ▼▼19. Mujeres varoniles: Parece haber una alusión, pero no podemos referirla como hacen algunos, al acto de Abrahán en Génesis 21, 10 ss., pues Dios se lo mandó expresamente en el versículo 12 y el Apóstol de las Gentes lo cita en Romanos 9, 7 ss., y Gálatas 4, 21 ss.
La lengua de un tercero echó fuera de casa a mujeres varoniles, y las privó del fruto de sus fatigas. 20 ▼▼20. Notemos que no solo condena al calumniador, sino también al que lo escucha (versículo 28). Y aún enseña al calumniado a no hacer caso. Véase Salmo 108, 28 y nota.
El que la escucha no tendrá sosiego, ni tampoco encontrará un amigo con quien consolarse. 21El golpe del azote deja un cardenal, pero el golpe de la lengua desmenuza los huesos. 22Muchos han perecido al filo de la espada; pero no tantos como por culpa de su lengua. 23Bienaventurado el que está a cubierto de la mala lengua, ni experimentó su furor, ni arrastró su yugo, ni fue atado con sus cadenas; 24porque su yugo es yugo de hierro, y sus cadenas son cadenas de bronce. 25 ▼▼25. De ahí que muchos lleven almas muertas en cuerpos vivos. Es que su lengua “está llena de veneno mortífero” (Santiago 3, 8). Sobre los estragos de la lengua calumniadora véase Santiago 3; Job 5, 21; Salmo 139, 4; Proverbios 18, 8 y nota.
La muerte que de ella proviene es la peor; más tolerable que ella es el sepulcro. 26Ella no será de larga duración; se enseñoreará de los caminos de los perversos; sus llamas, a pesar de todo, no quemarán a los justos. 27Los que abandonan a Dios, caerán en poder de la mala lengua, la cual encenderá en ellos su fuego, que no se apagará; se desencadenará contra ellos como león, y cual leopardo los despedazará. 28 ▼▼28. Sabido es que San Agustín mandó escribir en su comedor el siguiente dístico: Quisquis amat dictis absentum rodere vitam, hanc mensam vetitam noverit esse sibi, que en buen castellano quiere decir: Sépase que a esta mesa no puede sentarse quien critica a los ausentes.
Haz de espinas una cerca a tus orejas, no des oídos a la mala lengua, y pon puerta y candado a tu boca. 29 ▼▼29. Funde tu oro y tu plato: El texto griego dice: guarda tu oro y tu plata.
Funde tu oro y tu plata, haz una balanza para tus palabras, y un freno bien ajustado para tu boca; 30y mira no resbales en tu hablar, por lo cual caigas por tierra delante de los enemigos que te acechan, y sea incurable y mortal tu caída.
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