‏ Wisdom of Solomon 14

Necedad del culto de los ídolos

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1. Un leño: un ídolo. Más que el endeble ídolo vale el barco porque fue construido con sabiduría y es capaz de salvar a los hombres con la ayuda de Dios.
Asimismo piensa otro en navegar, y estando para surcar las encrespadas olas, invoca un leño más endeble que aquel que le lleva.

2Este leño lo inventó la codicia de ganar, y lo fabricó el artífice con su saber.

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3. y siguientes. En esta oración de la Sabiduría es de notar la invocación de Dios bajo el nombre de Padre, como Jesús nos enseñara llamarlo en el Nuevo Testamento. Cf. Isaías 63, 16; Jeremías 3, 4 y 9. Sobre la navegación véase Salmo 106, 23-31 y nota.
Mas tu providencia, oh Padre, lleva el timón; por cuanto aun en medio del mar le abriste camino, y le diste paso segurísimo por entre las olas;

4demostrando que eres poderoso para salvar de todo riesgo, aunque alguno sin arte se meta en el mar.

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5. Las obras de tu sabiduría: Esto nos hace notar cómo las maravillas de la naturaleza que el hombre descubre, como por ejemplo la radio, etc., no son obra nuestra, sino de Aquel que las puso en la Creación.
Pero a fin de que no quedasen inútiles las obras de tu sabiduría, por eso los hombres fían sus vidas a un débil leño, y atravesando el mar sobre un barco llegan a salvo.

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6. Alude al diluvio. Por la esperanza de toda la tierra se entiende Noé y su familia que fue salvado mientras que los malvados perecieron. Cf. Génesis 7, 21 y nota.
De esta suerte también al principio, cuando merecieron los soberbios gigantes, una barca fue el refugio de la esperanza de toda la tierra; barca que siendo gobernada por tu mano, transmitió al mundo semilla de posteridad.

Maldito el ídolo y el que lo hace

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7. Los santos Padres ven en esta expresión no solamente el arca sino una alusión profética al leño de la Cruz (Hechos de los Apóstoles 5, 30; Gálatas 3, 13), en la cual Cristo nos mereció la justicia.
Porque bendito el leño que sirve a la justicia;

8pero maldito el leño de un ídolo hecho de mano, tanto él como su artífice; este porque le fabricó, y aquel porque no siendo más que una cosa frágil recibió el nombre de Dios.

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9. Pero “no desea Dios la muerte del pecador sino que se convierta a Él y viva”, como lo reveló Jesús en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15, 20).
Puesto que a Dios le son igualmente aborrecibles el impío y su impiedad.

10Por donde así la obra hecha como el hacedor serán castigados.

11Y por eso no se perdonará a los ídolos de las naciones; por cuanto siendo creaturas de Dios se hicieron abominación, tentación para las almas de los hombres, y lazo para los pies de los insensatos.

Cómo los hombres inventaron los ídolos

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12. Fornicación: en lenguaje bíblico: idolatría (véase Salmo 105, 19 y nota).
Pues la invención de los ídolos fue el origen de la fornicación, y su hallazgo la corrupción de la vida.

13Porque ni los había al principio, ni los habrá siempre.

14Fueron introducidos en el mundo por la vanidad de los hombres, y con esto vendrá muy pronto el fin de ellos.

15
15. He aquí el culto de los muertos, muy común entre los pueblos antiguos, y aun hoy entre los chinos y japoneses. Entre sus criados: el padre del muerto establece ciertos ritos, según los cuales sus criados han de ofrecer al hijo sacrificios. Aprendemos aquí a no honrar inmoderadamente los retratos y estatuas de los muertos.
Hallándose un padre traspasado de acerbo dolor por la prematura muerte de su hijo, formó de él un retrato; y al que como hombre acababa de morir, comenzó luego a honrarle como a dios, y estableció entre sus criados ceremonias y sacrificios.

16
16. Véase por ejemplo el decreto de Nabucodonosor sobre la adoración de su imagen de oro (Daniel 3).
Después con el discurso del tiempo, tomando cuerpo aquella impía costumbre, el error vino a ser observado como ley, y se adoraban los simulacros por mandato de los tiranos.

17
17. Otro origen de la idolatría: el culto de los soberanos: en Roma, por ejemplo, el culto del César provocó la persecución y martirio de los que adoraban a Dios y a su Hijo Jesucristo. Hoy día está en boga el culto de los grandes deportistas y boxeadores.
Y así hacían traer desde lejos los retratos de quiénes no podían los hombres honrar personalmente por estar distantes; y exponían a la vista de todos la imagen del rey, a quien querían tributar honores, a fin de reverenciarle con su culto, como si estuviera presente.

18La extremada habilidad del artífice atrajo a los ignorantes a este culto;

19porque deseando complacer al que le hacía trabajar, empleó todos los esfuerzos del arte para sacar más al vivo la imagen.

20Con eso, embelesado el vulgo con la belleza de la obra, comenzó a calificar por un dios al que poco antes era honrado como un hombre.

Inmoralidad de la idolatría

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21. El nombre incomunicable: es decir, Yahvé (Aquel que es); nombre de Dios que no puede darse a otro, ni tampoco podía pronunciarse entre los judíos. Véase Éxodo 3, 14 y nota.
Y este fue el error del género humano; pues los hombres, o por satisfacer a un afecto suyo, o a los reyes, dieron a las piedras y leños el nombre incomunicable.

22Ni se contentaron con errar en orden al conocimiento de Dios, sino que viviendo sumamente arruinados por su ignorancia, dieron el nombre de paz a un sinnúmero de muy grandes males.

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23. Véase Deuteronomio 18, 10; Jeremías 7, 6. Alusión a los sacrificios hechos a Moloc (ver 12, 5). Sacrificios entre tinieblas: que se hacían durante la noche en cuevas y lugares subterráneos. Alude a los cultos clandestinos de Cibeles. Adonis, etc. Vigilias llenas de delirios: las bacanales, ritos en honor de Baco.
Pues ya sacrificando sus propios hijos, ya ofreciendo sacrificios entre tinieblas, o celebrando vigilias llenas de delirios,

24no respetan las vidas, ni la pureza de los matrimonios, sino que unos a otros se matan por celos, o con sus adulterios se contristan.

25
25. Véase San Pablo en Romanos 1, 29 y siguientes; II Corintios 12, 20; I Timoteo 1, 9 y siguientes.
Por todas partes se ve efusión de sangre, homicidios, hurtos y engaños, corrupción, infidelidad, alborotos, perjurios, vejación de los buenos,

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26. Trastorno de la naturaleza, es decir, el pecado contra la naturaleza, que reprende San Pablo en los paganos (Romanos 1, 26). El autor sagrado parece trazar un cuadro de los tiempos presentes.
olvido de Dios, contaminación de las almas, trastorno de la naturaleza, inconstancia de los matrimonios, desórdenes de adulterio y de lascivia;

27siendo el abominable culto de los ídolos la causa, y el principio y fin de todos los males;

28porque o hacen locuras en sus fiestas, o a lo menos fingen oráculos falsos, o viven en la injusticia, o perjuran con facilidad;

29como que confiados en sus ídolos, que son creaturas inanimadas, no temen que por jurar en falso les venga ningún daño.

El justo castigo de los idólatras

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30. Sintieron mal de Dios: Véase 1, 1 y nota. Toda forma de idolatría es causa de otros males; porque irrita al amante corazón de Dios, como un adulterio que nos aparta de Él. La bondad de un esposo llega a todo menos a permitir que la esposa se entregue a otro. Por eso en el versículo 31 se habla de venganza.
Mas por entrambas cosas tendrán su justo castigo: porque entregados a sus ídolos sintieron mal de Dios, y porque juraron injustamente y con dolo, menospreciando la justicia.

31Pues no el poder de aquellos por quienes juran, sino la venganza sobre los pecadores es lo que persigue siempre la prevaricación de los injustos.
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